Teatro Cánovas. 11-01-2013
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: Teatro Cánovas y Cía
En 2004 estrenaba Laví e Bel Cabaret Nómada, a la postre uno de sus más afamados montajes junto al premiado La barraca del zurdo o Cabaret líquido... una de las canciones de ese montaje se llamaba El tren de la lluvia, la que otorga ahora su denominación de origen para titular este nuevo montaje donde se despliegan momentos inolvidables y se regalan los mejores años de la compañía.
Con lluvia o sin ella, Laví e Bel siempre ha mantenido su locomotora en marcha hasta recorrer estos 20 años de railes tendidos sobre los caminos de la creatividad, la emotividad, la genialidad, el compromiso, la entereza... Todo en uno; dos horas de recorrido emocional sin complejos, de reivindicación de lo que se es y lo que representa, de la enorme profesionalidad de esta compañía que nunca ha defraudado, de crítica por lo que podría ser pero no se permite desde las esferas que promueven en estos tiempos la desgracia para el arte y la cultura.
Tanta experiencia acumulada no puede ser gestionada solo de una forma racional, por ello, en El Tren de la Lluvia la emoción fluye constante, la risa se entremezcla con la nostalgia y el ritmo del espectáculo que nunca puede parar, ese que siempre debe continuar, altera el sosegado relato del propio director que en escena teje la trama. Emilio Goyanes, micrófono en mano se sincera, deambula por el tiempo y el espacio, se desnuda (qué topicazo) sobre las tablas y nos muestra los recuerdos y las sensaciones más intimas de toda una compañía, amen de las suyas. La narración se transforma en discurso, la música en silencio, el drama en sarcasmo, la retórica en ironía y la vida se torna muerte.
Tampoco el público receptor puede administrarla desde la conceptualidad o la racionalidad. Quizá por ello lo vivenciado en el nuevo-viejo espectáculo no puede transmitirse solo a través de los criterios básicos de una crítica teatral. Entiéndase sin ninguna acepción peyorativa el uso de la palabra viejo: viejo por solera, por madurez, por dulzura, por ese poso y esa cadencia, ese tempo embriagador que emite el discurrir del espectáculo. Al menos yo no me lo permito. Quiero con estas palabras simplemente expresar unas sensaciones vívidas que me conmovieron y emocionaron.
El Teatro Cánovas se convirtió en una concatenación de talentos locales del mundo de la farándula y la cultura homenajeando con su presencia a esta compañía que, si bien en origen y sede es granadina, está inmejorablemente poblada de la mejor fauna artística malagueña.
Y el homenaje es recíproco, igual que la celebración es compartida, hasta el punto de que aun sin comenzar la función ya estallaban las sinergias entre el patio de butacas y las tablas. Un escenario desnudo también de calles, patas, bambalinas, telón... para que la imbricación fuera perfecta: músicos y cantantes que amenizan como distraidamente la entrada y la espera y de un modo inapreciable (excepto por las ya famosas megafonías de sala), a partir de ahí belleza, emoción, carcajadas, historia, crítica, pasión... Larisa Ramos, Javier Viana, Antonio Leiva, Virginia Nölting, Nerea Cordero, Javier Parra, Piñaki Gómez y Emilio Goyanes, todos geniales, cada uno a lo suyo, y a lo de los demás, con el concurso de unos músicos completos y discretos, comedidos y en cada momento donde y como deben estar, en una suerte de demostración coral de lo que es un trabajo enorme, extraordinario, camaleónicamente diverso, múltiple y polifacético.
Enhorabuena Laví e Bel, a por otros 20 años y a seguir redondeando el tiempo.
** Laví e Bel ha obtenido 2 galardones en los premios Max, Mejor espectáculo de Teatro Musical por Cabaret Líquido en 2009 y Mejor Director Musical en 2011 con La Barraca del Zurdo, más de 10 premios Teatro Musical de Madrid, incluyendo los recién estrenados Mejor Actor Revelación y Mejor Dirección Musical con dicho espectáculo y el premio de las Artes escénicas de El público de Canal Sur en 2011.
Músicos: Javier Viana, batería y percusiones. José María Pedraza "Petaca", piano. Miguel María Pérez / Miguel Pimentel, bajo
Escenografía: Carlos Monzón
Vestuario: María Pascual
Producción: Sonia Espinosa
Diseño de Iluminación: Miguel Miñambres
Sonido: Juan Guerrero Márquez
Leer de noviembre de 2011 La Isla: El buen gusto de Laví e Bel en la Sala Gades