12/07/2017 Festival de Teatros Romanos. Teatro Romano de Málaga.
Texto: Manuel Malaka l Fotos: El Brujo
El Asno de Oro, protagonista de nuestros días.
En el ecuador del Ciclo Teatros Romanos de Andalucía que se está llevando a cabo desde el 27 de junio, nos llega a Málaga durante los días 12,13 y 14 de este mes de julio una de las propuestas más interesantes de la programación, El asno de oro, de Lucio Apuleyo.
Rafael Álvarez, El Brujo es el responsable de la adaptación, la dirección, y de dar voz a este clásico latino en nuestro teatro romano. Este cordobés de Lucena, no ha dejado de hacer teatro desde que en 1970 se subiera por vez primera a un escenario. Convirtiéndose en su larga carrera en un hombre orquesta que dirige, interpreta, crea,… Por eso tal vez, no le ha asustado el reto de dar vida sobre el escenario a este texto que nunca anteriormente había sido representado. Pero una vez más Rafael sabe llevar a su terreno y convertido en monólogo, poner sobre las tablas aquello que merece la pena ser contado.
En esta ocasión El Brujo sube al escenario del Teatro Romano El asno de oro, el texto de Lucio Apuleyo (siglo II d.C.), también conocido como la Metamorfosis. Una de las grandes novelas de la literatura latina y universal. Apuleyo, uno de los más destacados autores de Roma, aunque natural de Argelia, se convierte con esta novela en precursor de lo que será la novela picaresca, y que tanto nos recuerda en sus aventuras al Lazarillo de Tormes, al retratar sin tapujos la corrupción, la crueldad, y las miserias de la condición humana.
La prosodia, la ironía, la fiesta del teatro, y una acertada crítica a los valores de su tiempo, que siguen siendo desafortunadamente hoy por hoy prácticamente los mismos, constituyen los elementos esenciales de esta puesta en escena que ya consiguió un rotundo éxito de público y crítica en su estreno en Mérida en 2013. Lucio, nuestro protagonista, es un joven miembro de la aristocracia que se ve transformado en burro y víctima de las miserias de un mundo corrompido. Por desgracia casi dos mil años después de que Apuleyo escribiera su Asno de oro, el embrutecimiento del ser humano sigue siendo un tema de actualidad. El hombre convertido en simple bestia de carga, o de consumo, da pie a El Brujo a entrar en la actualidad política y social encontrando un paralelismo continuo en su relato que el público celebra.
Cuando se dice que El Brujo sabe contentar al público no lo entendemos de un modo negativo. No es nada fácil, y requiere muchas tablas mantener el interés del público durante dos horas en un monólogo. Todo el peso de la obra recae en la interpretación y la palabra de un solo actor. En una puesta en escena donde el menos es más. No sabemos si El Brujo ha encontrado la fórmula de la coca cola del teatro, encontrar ese equilibrio entre rentabilidad, éxito y calidad es un complicado reto con el que se enfrentan los profesionales de este Arte que también tiene que saber ser negocio. Y nos alegra el alma ver llenos durante varios días seguidos el teatro en una época en la que lo habitual es no completar los aforos.
El hombre convertido en burro. Ese embrutecimiento de la condición humana nos suena mucho, ¿verdad? Y El Brujo sabe poner aquellos matices que convierten en un texto actual a este asno de oro, y que bien podría haber sido escrito ayer, después de encender la tele un rato. Esta adaptación del clásico latino nos hace pensar en lo poco que hemos avanzado desde el siglo II, o lo mucho que estamos retrocediendo.