Mar 6 2018

Las plañideras, La Coracha, Colectivo Cultural Maynake, Sala Joaquín Eléjar,04/03/2018. Colectivo Cultural Maynake. Sala Joaquín Eléjar.

Texto y fotos: Javier Rodríguez Barranco

Malos tiempos para las lágrimas en Las plañideras

No, si ya lo decía Epicuro en la Carta a Meneceo: «Y por esto que decimos que el placer es principio y fin del vivir venturoso. Pues a éste lo hemos reconocido como el bien primero y congénito, y desde él iniciamos toda elección y rechazo». Riámonos, por lo tanto, aunque la cosa no esté para tirar cohetes. Aunque no tengamos más remedio que reírnos de los muertos, porque los vivos, desde luego, pocos motivos tienen para la alegría hoy en día.

Las plañideras, La Coracha, Colectivo Cultural Maynake, Sala Joaquín Eléjar,Riámonos mientras alguien no prohíba el humor negro, que ya se sabe que consiste en reírse de situaciones donde socialmente no se considera procedente la comedia y la corrección política que nos devora acabará sofocando este mínimo desahogo que nos queda ante la desgracia.

Llega así Las plañideras, de Paco Pozo con tan sólo dos actrices en toda la obra y un atrezo reducido a su minimisima expresión: dos sillas, un ataúd, una corona de flores y una esquela.

Ah, pero se me había olvidado decir que el público también forma parte de la obra, dado que son numerosas las ocasiones en que las actrices interaccionan con los espectadores, haciéndoles partícipes de su dolor impostado de plañideras, que es lo que la obra plantea: un oficio de raigambre clásica que no permanece inmune a la crisis económica actual.

Y el caso es que, por mucho, que sea imposible predecir cómo pueden evolucionar las circunstancias socioeconómicas de un país, una cosa está clara: la gente se va a seguir muriendo; pero ya se ve que esta crisis, nuestra crisis, tan hispana, marca España, no conoce límites a su voracidad y lo que se muestra en las tablas es una situación en que las funerarias se están deshaciendo del personal plañidero nada más que con una llamada telefónica. No en vano el grupo se llama La Coracha: uno de los barrios más dolorosamente amputados de Málaga.

Nada hay casual en una pieza teatral

En cuanto a la trama en sí, en realidad no se desarrolla un argumento, puesto que lo que se ofrece a la audiencia es una radiografía de la situación actual, donde incluso llorar es un lujo que no nos podemos permitir. Así, más que una urdimbre lo que se plantea es una especie de monólogo a dos voces con toda la dignidad del acento andaluz, chispeante, coloquial, muy coloquial y soportado con una gran expresión gestual de las actrices, que se extiende a todo el cuerpo, pero se concentra de manera especial en las caras donde las miradas o las inflexiones de la boca transmiten más que las propias palabras.

Las plañideras, La Coracha, Colectivo Cultural Maynake, Sala Joaquín Eléjar,Desde el punto de vista técnico, a lo ya apuntado sobre el atrezo cabe añadir la sobriedad del vestuario, de luto riguroso, como corresponde a la ocasión y el soporte musical, del que destacamos dos sutilezas reivindicativas de los setenta: el tema «Yo soy rebelde», de Jeanette, que es el tono del teléfono de una de las actrices, y «Libertad sin ira», de Jarcha, que lo canta la misma actriz. Nada hay casual en una pieza teatral. Por ello, si Paco Pozo vuelve los ojos hacia una época que no ha conocido a causa de su juventud, es porque ha buscado conectar Las plañideras con un momento de la sociedad española en el que parecía que se nos abrían todas las puertas. Puertas y ventanas: tuvimos esperanzas.

Como decíamos, es una obra en la que no pasa nada: el muerto está igual de muerto del primer al último minuto y dos actrices aparecen al principio, continúan y finalizan la función. Pero sucede de todo, pues lo que Las plañideras denuncia es una situación social de absoluta precariedad laboral, insolidaridad entre los propios compañeros, actitudes interesadas de los líderes sindicales, la sociedad de consumo y familias que viven en el umbral de la pobreza, si es que no lo han traspasado. No me parece casual, por lo tanto, que se esté representando alrededor del Día de la Mujer Trabajadora. ¿Habrá algo más duro que la angustia por mantener un puesto de trabajo que consiste en llorar?

¿Somos libres? No, de verdad, que no estoy de coña: ¿somos libres? Porque una coyuntura donde las personas se alienan para conseguir un trabajo que detestan, que les amarga la vida y que deben mantener a toda costa no me parece que se aproxime demasiado al concepto de la libertad. Cuando el mercado laboral cada vez se aproxima más a los mercados de esclavos que han estado funcionando en el mundo occidental hasta hace relativamente poco, no me parece que se den las condiciones idóneas para la libertad.

Corren malos tiempos para la lírica, desde luego. ¿Y para las lágrimas? También.


Las plañideras

La Coracha

Autor: Paco Pozo
Reparto: Cynthia García e Inma Caballero

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