07/02/2019. Teatro Cervantes
Texto: Elisabet González | Fotos: Juan Mir
La Cubana presentó su última creación en el 36 Festival de Teatro de Málaga. Y lo hizo a lo grande, como la compañía catalana está acostumbrada a hacer. No es de extrañar que con el solo reclamo de su dilatada experiencia y sus triunfos asegurados, el Teatro Cervantes estuviera lleno hasta la bandera el día del estreno. El resto de días no fueron menos y además, tienen una gira completita por toda la geografía española, o sea que de éxito van sobrados.
En las puertas del teatro ya se percibía una sobre excitación y el luminoso carnavalesco con las letras de la Cubana llamaban a la fiesta. El recibimiento no pudo ser mejor, ese día se permitía hasta comer en el Teatro Cervantes y de cualquier rincón aparecía un personaje de la función envuelto en coloridos ropajes, para ofrecer una bandeja de galletas, hacer un chiste o acomodarte en tu butaca. La diversión parecía asegurada.
Rememorando el título de García Márquez, me atrevo a titular crónica de una muerte anunciada al último trabajo de La Cubana. Sabíamos que íbamos a ver un sepelio. El espectáculo es un homenaje póstumo al gran artista, desconocido en el mundo entero, Arturo Cirera Mompou. Y la noche empieza así, con su muerte y con la preparación de la despedida, con todos los honores. Esto de reírse de uno mismo y de todo lo inimaginable es lo que La Cubana hace realmente bien. La compañía presenta la obra como la recreación de lo mismo de siempre, de lo que saben hacer, del teatro de la vida. Se jactan de hacer teatro de la vida cotidiana, de lo que nos rodea. Y esta vez eligen a la muerte para hacernos reír. Y el público se rió de lo lindo y participó durante toda la noche, también como en todas las obras de La Cubana.
El espectáculo empezó bien, primero las risas, la trama para después. Los actores de La Cubana entran y salen del escenario, actuando, cantando y poniéndose en la piel de personajes, a cual más grotesco, que hacen que la noche se anime. El colorido y la música llena la escena. Los tópicos se suceden en el escenario en una mezcla de humor y participación del público que hace meterse en situación. Venían preparados y exquisitos con todo lo relacionado con málaga. Pero eso no se pudo mantener. Antes del desenlace, que en tiempo real de la acción es volver al día de la muerte del protagonista, se produce un bajón de intensidad que se respira en el teatro y por momentos difícil de sobrellevar. Quizás mantener la atención durante casi dos horas haciendo reír no sea tan fácil, pero si alguien lo puede conseguir es una compañía como La Cubana.
Lo maravilloso de la noche, el mensaje: la obra es una alegoría a la vida. Nos podemos reír de la muerte, que forma parte de esta, nuestra intensa vida. Nos podemos reír de todos los tópicos que rodean a la muerte y al acto de despedida y hacerlo de una manera única y personal, como lo sabe hacer La Cubana. Solo hay que tener en cuenta un detalle, cuidado con el éxito, porque a veces, de éxito también se muere.
Guion, idea del espectáculo y dirección Jordi Milán
Composición canción final y arreglos musicales Joan Vives
Coreografía Leo Quintana
Con: Jaume Baucis, Xavi Tena, Toni Torres, Nuria Benet, Álex González, Babeth Ripoll, Montse Amat, Toni Sans, Edu Ferres y Virginia Melgar