23/09/2021. Teatro Echegaray.
Texto: Carmen Titos | Fotos: Daniel Pérez (TC/TE)
El texto de Ruth Rubio es complejo, intrincado, particular, abstracto, beckettiano. Exige una atención especial por parte del espectador. En el juego verbal se traslucen ideas filosóficas que los personajes intercambian con ingenuidad, gracilidad, sorpresa, perplejidad.
El hamster como mascota para enseñar a los niños a naturalizar la muerte, la idea de un partido de fútbol con doce pelotas para evitar el conflicto, la vida como ensayo-error con café para encenderse y whisky para apagarse, observar la luna y las lavadoras para evitar tener los ojos cuadrados por el exceso de televisión, la necesidad de que en toda familia exista un enemigo (los números rojos, la muerte, el cáncer...) que sirva como pegamento, la idea de que el ser humano nace incendiario y muerte bombero..., representan algunos de los múltiples pensamientos que se despliegan en la escena con el ritmo de una partida de ping-pong.
No sólo la palabra resulta singular, también la coreografía de movimientos basada en los Sistemas Minimalistas Repetitivos (SMR) de José Sanchis Sinesterra que, según la definición del autor, son partituras de acciones físicas compuestas por una serie de actemas -gestos, desplazamientos, posiciones, microconductas actorales…- en general simples, cotidianos, más o menos realistas, pero cuya secuencia no configura ninguna situación interpersonal significativa.
La acción queda suspendida, la lógica permanece interrumpida. Los códigos verbales y físicos resultan inusuales, así como el universo insólito al que los personajes hacen referencia. El núcleo familiar que es representado por Juana (Natalia Cobos), la madre (Virginia Nötling) y Mayo (Javier Cereto) se ve sorprendido por la asombrosa presencia del visitante foráneo Andrea (Elena Casanueva, Eskarnia). Este huésped introduce la dualidad entre el pueblo y la aventura en la capital, el viaje, la llegada, la extrañeza de sentirse extranjero, la incomodidad de irrumpir en una estructura previamente asentada. El gracioso ser no binario, que cierra la cuadratura y se conforma con alimentarse con una pastilla de Avecrem, introduce una reflexiva comicidad y completa la osada propuesta con gran precisión.
El diseño de luces y de vestuario colaboran a concebir el especial universo estético. Así, la forma y el fondo se conducen en una misma dirección. Una propuesta diferente de una autora joven que responde al objetivo de la Factoría Echegaray, desde su creación, de fomentar la producción escénica y apoyar las tendencias de producción y exhibición.
Texto y dirección Ruth Rubio
Interpretación
Natalia Cobos [Juana]
Virginia Nölting [Madre]
Javier Cereto [Mayo]
Elena Casanueva (Eskarnia) [Andrea]
Ayudante de dirección Marina Sánchez Vílchez
Diseño de escenografía Lola García
Diseño de iluminación Sergio Rodríguez
Diseño de vestuario Inma Pardo, Ruth Rubio y Marina Sánchez Vílchez
Asesor de movimiento Abraham Iglesias
El arte de perder cada día: 5, 6, 7, 8, 9, 12, 13, 14, 15 y 16 de octubre.
Fueron nosotros: 16, 17, 18, 19, 20, 23, 24, 25, 26 y 27 de noviembre.
Esperando a Míster Bojangles: 15, 16, 17, 18, 19, 22, 23, 24, 25 y 26 de febrero.
Heart-shaped box: 26, 27, 28, 29 y 30 de abril, 3, 4, 5, 6 y 7 de mayo.
Código Edipo: 24, 25, 26, 27, 28, 29 y 31 de mayo, 1, 2, 3, 4 y 5 de junio.