11/5/2022. 39 Festival de Teatro. Teatro Cervantes.
Texto: Elisabet González | Fotos: Promocionales / TC
Muerte de un viajante es una crítica al gran sueño americano, a la falsa posibilidad de todo individuo a escalar en la sociedad, económica y socialmente.
En la segunda parte del 39 Festival de Teatro de Málaga nos encontramos con una obra que dejó huella en el púbico malagueño, Muerte de un viajante. La gran obra de Arthur Miller, por la cual se llevó un Pulitzer, es considerada su obra cumbre y ha sido versionada en multitud de ocasiones. El montaje de Okapi Producciones fue estupendo de principio a fin y llenó el teatro malagueño dos noches consecutivas.
La obra es una gran crítica social a una época y sobre todo a lo que se ha llamado el gran sueño americano. Esa falsa idea de prosperidad, en la que se da por sentado que todo individuo puede escalar en la escala social y económica. Nada más lejos de la realidad, y este texto de Arthur Miller lo cuenta de una forma inquietante. La historia es bien conocida: un viajante norteamericano que ha dado toda su vida por la empresa en la que trabaja, se encuentra a las puertas de su jubilación, totalmente abandonado y denigrado. La historia se centra en el protagonista, el viajante Willy Loman, pero son muy significativas las vidas paralelas de su mujer y sus hijos.
La vida de una persona se trunca en cualquier momento y como vemos en la historia, a veces se ocurre por el descubrimiento de una verdad. La historia pone de manifiesto muchos temas incómodos. Es una visión muy dura de ciertas realidades de nuestra sociedad y el ambiente y ritmo de la historia traspasó la cuarta pared. Las oportunidades que se escapan por el hecho de no reaccionar a tiempo, el falso respeto hacia unos padres a veces no muy ejemplares, las apariencias dejando a un lado cualquier valor personal, el suicidio como única vía de salvación. Todos estos temas son clave en la vida de un respetable viajante norteamericano de los años 50.
El trabajo de interpretación y puesta en escena son francamente excelentes. Solo tres paredes de ladrillo muestran el encierro y la presión a la que están sometidos nuestros protagonistas. A veces paralizados, a veces huyen buscando una salida. El gran trabajo de iluminación es el encargado de mostrar las luces y las sombras de unos personajes que se van transformando durante lo que dura la acción y su propia vida.
Los actores hicieron un trabajo magnífico, empezando por Imanol Arias como el viajante Willy Loman. La transformación que sufre en el escenario sorprende, por momentos se convierte en un anciano y de pronto se vuelve a convertir en un viajante lleno de energía. Nos emocionó su forma de transmitir el dolor, la incertidumbre, el cansancio y una vida llena de falsedad. No se quedo atrás Cristina de Inza en el papel de Linda, la sufridora esposa. La actriz nos inquieta a veces y nos enternece en otros momentos, dejándonos escenas de gran carga emocional.
Cuando el teatro se hace con cariño y calidad, el público tiene la gran suerte de disfrutar de estas obras. El patio de butacas ovacionó intensamente al elenco, hasta tal punto en que Imanol Arias tuvo que coger el micro y dirigirse al público, claramente conmovido y satisfecho a la vez. El actor agradeció a Málaga y a los malagueños su entrega y destacó el gran nivel de exigencia cultural que se está creando en la ciudad. Ya sabes Imanol, Málaga da que hablar y cuando se trata de teatro en mayúsculas, más todavía.
Okapi Producciones
Autor Arthur Miller
Adaptación Natalio Grueso
Con Imanol Arias, Jon Arias, Miguel Uribe, Fran Calvo, Cristina de Inza, Virginia Flores y Carlos Serrano-Clark
Dirección Rubén Szuchmache