11/01/2019. Teatro Echegaray. 36 Festival de Teatro de Málaga.
Texto: Antonio Zafra | Fotos: Promocionales / TE
El pasado viernes 11 de enero dentro del 36 Festival de Teatro de Málaga asistí, en el Teatro Echegaray, a la primera función de las dos programadas (viernes 11 y sábado 12) de la obra A secreto agravio, secreta venganza de la compañía Jóvenes Clásicos. La función a la que fui tuvo, sobradamente, más de 100 personas en el patio de butacas, que salieron encantadas del pase, por cierto. Para la del sábado, según he leído, se vendieron todas las entradas, el efecto boca-oreja. Digo, lo bien…
Los miembros del equipo contentos con la afluencia de público compartieron un vídeo en las redes en el que se marcaron unos bailes en el escenario para celebrar haber colgado el cartel de “No hay entradas”; bueno, también les servía de calentamiento, no se da puntada sin hilo… Una alegría que se suma a las que han vivido con este montaje que, para ser una compañía debutante, está teniendo una trayectoria espectacular: ganadora de la VII edición de AlmagrOff en 2017, y mejor espectáculo extranjero en los Premios Florencio por la Asociación de Críticos de Teatro de Uruguay. Han actuado en el Pavón Teatro Kamikaze y en importantes festivales nacionales e internacionales como Clásicos en Alcalá, Festival de Teatro Clásico de Fuenteovejuna o el Festival de Teatro Español de Londres ‘FesTeLõn’. A lo que se suma el premio al mejor actor de José Carlos Cuevas en los recientes Premios Ateneo de Málaga 2018. Precisamente el actor invitaba a los asistentes al acto de entrega estos premios a ver la función “para comprobar si tanto premio es merecido”.
El viernes, entre el público estaban sonrientes el distribuidor, Javier Sancho, y el músico de la obra, José Manuel Padilla. Además varios actores, críticos, y profesionales del teatro malagueño. A telón abierto podíamos ver en el escenario unos tules o redes que cuelgan del techo y otros que descansaban en el suelo formando un círculo en el centro del escenario, círculo donde se iba a desarrollar la acción. Los tules, junto cuatro cajas de madera y el diseño de iluminación forman el diseño espacio escénico de Pedro Hofhuis que también firma la dirección y colabora en la versión libre y adaptación de la obra de Pedro Calderón de la Barca que realizó Pablo Bujalance sobre una idea de Jose Carlos Cuevas. He tenido la suerte de dirigir y actuar en obras de Pablo y sé de su manera de trabajar: te da el texto y te permite los cambios y retoques que necesites por la puesta en escena, imagino que así habrá sido también esta vez. Total, que mucha tarea en los hombros Hofhuis, menos mal que es grande el hombre (estoy "sembrao") y que por suerte ha contado con dos ayudantes de dirección: Miguel Navarro y Lorena Roncero.
Mientras esperamos el comienzo de la obra tuvimos varios episodios de ¿Dónde me siento, por favor? la comedia de enredos y butacas a la que por lo que veo está condenada el Echegaray. Es que las butacas son bajitas y no vemos los números en los respaldos, y nos equivocamos como escopetas de caña, yo que sé. En el último segundo, se sientan los dos últimos rezagados y comienza la función.
Abre Mai Martín con una canción desde la escalera del patio de butacas, ¡A pique de habernos regañado por no sentarnos antes! (Ni se le ocurrió a la artista, imaginaciones mías, no me hagan caso). Mai, con su buena voz, va a hacer también las veces de maestro de ceremonias y nos fue cantando durante el espectáculo las bellas canciones de José Manuel Padilla.
Descalzos, en vaqueros y camisa blanca, chalecos… un vestuario sobrio, actual pero clásico, una solución sencilla y estupenda para vestir a los personajes que es obra de la encargada del vestuario Carmen Baquero; pues descalzos, digo, los actores José Carlos Cuevas, David Mena, Pilar Aguilarte, Rubén del Castillo, junto a la citada Mai, todos con una buen nivel actoral y una buena dicción del texto y del verso, que de eso se ha encargado el propio José Carlos Cuevas, de la asesoría de verso, ¡que aquí hay que estar para todo, que hay mucho que hacer! (Otra bobada, hoy estoy gracioso…) Pues eso, que los actores nos desarrollaron la trama; la sinopsis es la siguiente:
“Los inspectores Delgado y Ferrer investigan la aparición de un cuerpo sin vida en el puerto de Lisboa. Los interrogatorios y recuerdos de los personajes apuntarán a don Lope de Almeida, noble portugués, cuya mujer murió en un terrible incendio pocos días antes de la aparición del cadáver”
Algunos actores hacen doblete de personajes, hay varios saltos temporales, con el sólo cambio de posición de las cajas se resuelven los cambios de lugar que necesitan las escenas… Todo esto al espectador habituado al teatro le resulta familiar y sigue el espectáculo con disfrute, aunque en algunos momentos me preguntaba si alguien se habría perdido en el desarrollo de la trama. De lo que si estoy seguro es que la obra crea tensión e interés y si en algún momento a alguien se le fue el hilo, el estupendo final lo aclara todo y durante el último monólogo del protagonista la función se cierra en sentido y se eleva hasta lo que es: una magnifica revitalización de un clásico.
La adaptación libre que han hecho de A secreto agravio, secreta venganza es respetuosa con el material y al mismo tiempo rompedora, ya que le da un aire de “thriller” cinematográfico a textos del siglo XVII. Habla del honor, el honor calderoniano, claro, “El honor es patrimonio del alma, y el alma es de Dios” decía Calderón. La deshonra entonces para Calderón es una desgracia: es preferible no vivir si tu alma ha sido mutilada que vivir sin honra. Es por esto que para Calderón cualquier cosa que hagan sus personajes para preservar su honra está justificado moralmente. Lo excelente en este montaje es cómo se muestra este asunto y cómo nos hace reflexionar, y cómo hace que pensemos de dónde vienen esos sentimientos acérrimos en la mente de muchos, y que todavía persisten, matizados, pero con igual desenlace. El jurado del AlmagrOff les otorgó el premio a mejor espectáculo por “el desafío que implica poner en escena un texto poco difundido de Calderón, el hecho de haber escrito una versión libre que rescata la poesía del original y actualiza su lenguaje y sus valores, y por el valioso alegato contra la violencia de género y la intolerancia que conlleva la propuesta”.
Está claro que el honor ha evolucionado durante los siglos y hoy en día no es un bien tan preciado. La palabra honor casi no se usa, si alguien habla de defender su honor resulta ahora hasta patético. Pero aún no hemos reconvertido el presunto perjurio, el de los cuernos, !incluso unos presuntos cuernos!, en otra cosa; tampoco hemos reconducido la idea de la “posesión” sobre la mujer en otro modelo y de una manera clara. Y en esto es en lo que la obra nos hace de espejo, ahí retrata todavía nuestra sociedad. Problemas de pareja de esa índole siguen acabando en asesinatos. ¿Por qué? Los roles que asumen las dos partes en las parejas hoy están difusos porque no se promulga una forma sana de relacionarse que sea unívoca, que todos defiendan, y es que existen incluso movimientos reaccionarios y negacionistas. Nos marean con el fondo y la forma, con las trampas del lenguaje, con los programas electorales y con las resoluciones de jueces; y con los juicios paralelos. Hay tantas escalas de grises en las que perderse que temo que las nuevas generaciones se sigan confundiendo, y no se acabe la sangría. Sería necesario criar a las nuevas generaciones en un modelo sano y claro, ya, que llevamos siglos con el tema. Superar éste modelo, avanzar como sociedad, como superamos la idea de “se justifica moralmente un crimen si es por preservar el honor”.
Una noche estupenda, una compañía a la que seguir en próximos montajes que espero hagan, un comentario al acabar la función de una persona que encontré en los pasillos y me puso contento: “Te veo más atractivo”, !a mí!, qué alegría, hombre... Y confirmar lo dicho por todos que A secreto agravio, secreta venganza de Jóvenes Clásicos es muy buen montaje y que nos invita a la reflexión, pero yo ya… reflexionaré más en otro lado, que os estoy dando la chapa. Ficha de la obra y enhorabuena a todos.
Idea original José Carlos Cuevas
Versión libre de Pablo Bujalance sobre el original de Calderón de la Barca
Con José Carlos Cuevas, David Mena, Pilar Aguilarte, Mai Martín y Rubén del Castillo
Composición y dirección musical José Manuel Padilla
Dirección Pedro Hofhuis