23/01/2015. Teatro Cervantes. XXXII Festival de Teatro de Málaga.
Autora: Rosa Parra | Fotos: Promocionales / TC
Continuidad de los parques, o cuánto aguanta y oculta un banco
Durante una hora y media nos cuentan diferentes historias que pueden suceder en un parque, aunque nunca hayan sucedido... o ni siquiera puedan suceder… la verdad es que sería posible que sucedieran... si no fuera tan raro que lo hicieran...
El paisaje de un parque es por sí solo ya un escenario en sí mismo. La compañía y producciones Teatro Español y Barco Pirata solo han tenido que montar un forillo proyectado donde se observa el transcurrir de las horas del día, con el paso de la mañana a la noche, pasando por el amanecer y el anochecer y las inclemencias del tiempo que en esas horas se pueden presentar y de hecho se producen: frío, calor, lluvia, viento… Un banco y algunos setos, ocupan la escena, pero lo que de verdad la llena es la transformación y actuación de los cinco actores que imprimen veracidad a unas situaciones absurdas o improbables. Su capacidad de camuflaje tanto en aspecto físico como en motricidad e interpretación y ritmo nos provoca la ilusión, por otra parte muy teatralizada, de que en escena hay mucha más gente de la que realmente hay.
Este paseo por un parque cualquiera de cualquier ciudad con personajes que pueden ser cualquiera, nos entretiene mediante ocho historias que solo tienen en común entre sí, lo sorprendente de un viraje inesperado durante su transcurso. Pero incluso este viraje es diferente en cada historieta, y provoca conclusiones distintas en el desarrollo de la acción escénica y en la percepción del espectador/a.
Lo que en un principio son situaciones naturales e incluso realistas, se convierten verbigracia de un giro inesperado del diálogo, en otras totalmente diferentes, surrealistas en algunos casos y en otros, al menos, oníricas. Lo que es seguro es que el público no intuye como van a terminar. Esto es siempre de agradecer en el teatro, le proporciona frescura e ingenuidad. El tipo de inocencia que hace que los actores se manejen con un puntito de ingenuidad que conecta con la parte más amable del ser humano y que pone al auditorio de parte de los personajes, sea cual sea el tipo de acción que cuentan o que realizan.
La comicidad está servida por este elemento sorpresa, pero también lo está gracias a la hilaridad con que actúan todos los intérpretes, a pesar del viso de seriedad con que lo hacen, o quizás por esto último precisamente...
La dirección de Sergio Peris-Mencheta favorece el distanciamiento del texto de Jaime Pujol con el público, pues introduce un elemento extraño que nos hace salir de lo que sucede y nos proporciona esa parte de intelectualidad más que de emoción sobre lo que estamos viendo: una pianista, que narra en directo parte de lo que sucede, introduce a los personajes e incluso interviene en algunas escenas, canta, distorsiona la voz, emite onomatopeyas que subrayan algunos gestos o momentos y en general, te saca de lo que ocurre arriba del estrado, proporcionando un espacio más que físico, psíquico, entre público y actores. Lo visible oculta lo invisible de manera misteriosa aunque con cierta lógica dentro de lo ilógico. Lo esencial es invisible a los ojos. Solo con la mente abierta y desprovista de prejuicios podremos más que enjuiciar, acercarnos a la verdadera vida.
de Jaime Pujol
Intérpretes: Roberto Álvarez, Fele Martínez, Gorka Otxoa, Luís, Zahera, Thais Curiá
Adaptación y dirección: Sergio Peris-Mancheta