02/01/2014. 31 Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes.
El sábado y el domingo pasado el telón del Teatro Cervantes se alzó ante dos magníficos actores, Juan Echanove y María Galiana.
Texto: Françoise Chabassier | Fotos: Daniel Pérez /TC
Conversaciones con Mamá es una adaptación de Jordi Galcerán de la película del argentino Carlos Oves. Está dirigida y producida por Juan Echanove que, junto con María Galiana, también interpreta. Es una comedia romántica en la que los espectadores se pueden ver reflejados porque ¿Quién no ha tenido una madre? Y ¿Quién no ha necesitado la ayuda de su madre para resolver sus problemas? Narra las relaciones entre una madre avanzada en edad y de Jaime, su hijo un hombre “muy carca”. Jaime tiene cincuenta años, le ha tocado la crisis y está en paro. Como ha construido su vida en torno al bienestar económico, se da cuenta de que todo se desmorona como un juego de cartas. La única cosa que se le ocurre para salir del agujero es manipular a su madre para convencerla de que venda la casa donde vive feliz.
A partir de ahí y durante una hora y media empieza un maravilloso diálogo que va más allá de la vida. Diálogo entre dos seres que se quieren profundamente pero que la vida, con sus locuras, ha separado. Y ¿Cuál es el lugar más apropiado para una conversación con una mamá de 82 años?, pues una cocina, con una butaca y su mesita con la foto de la madre y del hijo, el conjunto iluminado por una lámpara. La madre cocina a diario con mucho amor un puchero esperando a que la visite su hijo pero él nunca viene. El puchero acaba en la basura. ¡Claro! La llama por teléfono muy a menudo, pero… Ella, echa de menos a sus nietos. Él, le asegura que ellos la quieren, pero…También le asegura que tendrá una vida mejor si vende su casa pero, ¿porque venderla si ella es feliz así?. Ella tiene miedo, pero… No quiere irse porque tiene otros planes lo que sorprende al hijo. ¡Cómo que mi madre va tener planes con la edad que tiene! A los argumentos continuos del hijo, la madre contraataca con mucho cariño y sentido del humor. Le da consejos sencillos de cómo llevar su vida, a veces con un vocabulario inhabitual en la boca de una anciana preguntándole si “¿follas a menudo con tu mujer?” lo que provoca la indignación de Jaime y la hilaridad del público, olvidándonos que antes de haber sido una anciana fue una mujer. Son dos mundos que se enfrentan, por un lado, el de la edad madura que pensaba tenerlo todo y que lo está perdiendo y por otro lado, el de la vejez que ya no espera nada porque lo que ha tenido lo ha asumido y lo que le queda, lo ve, con mucha filosofía, como un regalo de la vida e intenta disfrutarlo. Ella lo conoce bien, él, va descubriéndola poco a poco y sobre todo se descubre a sí mismo, a lo falso y vacío que es su existencia.
Entre humor y ternura la fantástica pareja Echanove/Galiana nos conduce a las más profundas complejidades de las relaciones madre/hijo. Ya no estamos en presencia de los dos actores, nos olvidamos de ellos para entrar en la cocina de mamá y meternos en el pellejo de Jaime. Podemos ser bruscos y torpes, mamá con firmeza pero también con todo su amor nos indica el camino. Como Jaime, nos vamos encogiendo poco a poco frente a la sabiduría de mamá, lo que nos incita a reflexionar y a preguntarnos si nuestra sociedad se preocupa de las personas mayores. En una entrevista que Aforo Libre hizo a Juan Echanove, él nos confesó “realmente somos una sociedad consciente de las personas mayores. Yo soy consciente de que mi madre que tiene 80 años y que vive sola tiene emociones, de que siente, de cuáles son sus miedos, de qué pasa cuando se queda sola, de que piensa en la muerte. Realmente pensamos en todo esto o nos limitamos a llamarles continuamente por teléfono para cumplir el expediente.”
Juan Echanove comentó a Aforo Libre que el espectador ”Si está a gusto se irá a casa con ganas de volver al teatro no porque le has gustado tú y convencerá a más personas para que vayan al siguiente festival." Me volví feliz a casa y con ganas de volver al teatro y al próximo Festival porque aquel domingo disfruté de una obra magistral pero también porque María Galiana y tú sois unos monstruos en el escenario hasta tal punto que sois capaces de dar tanta credibilidad y tanta vida a vuestros personajes que podemos olvidarnos por completo de quienes sois. Y el público, vuestro público, el que ha llenado el Teatro Cervantes lo sabe perfectamente y os lo agradece estando de pie ovacionándoos y gritándoos sus bravos.
Hay algo que me intriga mucho y me gustaría que alguien me lo aclarara: se supone que cuando vamos al teatro o al cine es para ver una buena obra o una buena película, relajarse y estar a gusto. Entonces ¿Por qué siempre hay uno o más teléfonos móviles que suenan en la sala molestando a todo el mundo? ¿Por qué los actores y la gran mayoría de los espectadores educados tenemos que aguantar a esta minoría de maleducados que destruyen un buen diálogo? Y sobre todo ¿Por qué esta minoría va al teatro si le interesa más su teléfono que la representación que está viendo?
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