15/01/2022 39 Festival de Teatro de Málaga Teatro Echegaray
Texto: M.Carmen Sánchez | Fotos: Promocionales TC
Existen dos formas de ver la obra El caballero incierto: ser espectadores sin más, sin previo conocimiento de la trama y disfrutar de un thriller muy bien estructurado e interpretado por Silvia de Pé o enfrentarse al drama habiendo leído la novela de Rosa Montero La carne, de donde se extrae esta historia, como un spin-off. En la segunda opción (donde nos encontramos), por supuesto, no existe el elemento sorpresa pero, aun así, se disfruta y valora este intenso drama
Lo que en la novela de Rosa Montero es una historia anecdótica cobra vida propia y se convierte en El caballero incierto. En La carne, la protagonista es responsable de una exposición sobre personajes malditos y excéntricos y aquí entra Josefina Aznárez cuya fascinante vida se asemeja a la de tantas mujeres silenciadas y ninguneadas en la Historia si osaban dedicarse a tareas de hombres, en este caso, la literatura. Charlotte Brontë firmaba como Currer Bell, Emily Brontë era Ellis Bell, Louisa May Alcott como A. M. Barnard o Fernán Caballero que en realidad era Cecilia Böhl de Faber son solo un pequeño ejemplo que se extiende a todas las artes. Como Virginia Woolf decía "durante la mayor parte de la historia, Anónimo era el nombre de la mujer".
La autora Laia Ripoll (y antes Rosa Montero) parte de un hecho histórico real para construir su entramado: la explosión en Santander del barco Cabo Machichaco en 1893. Una bombona con ácido sulfúrico explotó y el grave accidente se cobró la vida de 600 personas y hubo más de 2000 heridos. Y eso es lo único verídico de esta historia. Lo demás es cómo la ficticia Josefina Aznárez, cuya condición femenina en el siglo XIX no le dejaba otra salida que el matrimonio, por desgracia para ella había nacido con una brillante inteligencia y le gustaba escribir. Fue cuidadora de sus progenitores hasta que murieron y después se inventó un personaje masculino para publicar sus propios escritos y vivir la vida como hombre que se le negaba por ser mujer. Así nace Luis Freeman, el caballero incierto.
En este drama de corta duración (una hora y diez minutos) sobresalen diversos elementos como la puesta en escena, el vestuario o cómo se corren las cortinas para transformar a Josefina. Muy bien adaptado el lenguaje decimonónico, con rasgos literarios y dialectales del noroeste español (usa pronombres enclíticos: “viéronse”, “hablábales”). Pero lo mejor, sin duda, es la interpretación de la actriz Silvia de Pé que lidia con dos papeles muy diferentes ella sola e incluso cambia de registro y acento pues Luis Freeman es cubano. En un punto de la representación es impresionante la velocidad de las transformaciones que se hacen totalmente creíbles.
En nuestra opinión, habríamos disfrutado más la obra de no haber leído La carne puesto que carecimos del elemento sorpresa que funciona tan bien aquí. Por tanto, es mejor enfrentarse a la obra desde cero. Aun así, no cabe duda de la buena producción, del buen texto y de la excelente interpretación de El caballero incierto. “La mala suerte hizo que los libros se cruzaran en mi camino”, se lamenta Josefina. Menos mal, afirmamos con alivio.
Coproducción de Teatro Español, Producciones Come y Calla y Silvia de Pé
Autora Laia Ripoll sobre en un personaje de la novela La carne de Rosa Montero
Idea original e intérprete Silvia de Pé
Dirección Alberto Castrillo Ferrer y José Recuenco
Candidata a los XXIV Premios Max de las Artes Escénicas: Mejor Adaptación o Versión de Obra Teatral, Mejor Composición Musical para Espectáculo Escénico, Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Diseño de Iluminación y Mejor Actíz