27/11/2015. Teatro Cervantes
Texto: Cristina Gandarias | Fotos: Elisabeth González
El Discurso del Rey vió la luz en la gran pantalla en el año 2010. Siendo una película británica consiguió cuatro Oscar, por lo tanto es de sentido común catalogarla como una gran película. No hay discusión, lo es. La versión que nos presenta Magüi Mira, se centra más en el momento histórico que en la relación terapéutica, que es precisamente lo que le dió el éxito al largometraje.
No quiero entrar en si fue antes el huevo o la gallina, es decir, si el texto de David Seidler fue escrito para teatro y luego adaptado a cine; o si el de cine se ha adaptada para teatro, da igual los dos escritos los hizo el mismo Seidler. Tampoco quiero entrar en comparaciones entre dos formatos que evidentemente son muy diferentes. Así que me centraré en lo que vimos y vivimos el pasado viernes en el Teatro Cervantes.
El inicio de la obra empieza con un rey desnudo al que visten de pies a cabeza. Un Rey que siente su deber como algo intrínseco y sin posibilidad de alternativa. Un Rey que no es Rey, que ni siquiera es el heredero. Un personaje que está destinado a ser monarca y en su fuero interno lo intuye. Un sustituto que acaba de titular por méritos propios.
Con poca escenografía, se recrean los diferentes lugares en los que transcurren las escenas. Volvemos al recurrente recurso de tener a todo el cuerpo actoral a la vista realizando los cambios pertinentes. Aquí viene mi primer punto de inflexión ¿Es necesario que estén permanentemente en escena? para mi la respuesta es no. El rey Jorge VI debe hacernos llegar su dolor y su soledad, ante el problema que le acucia, su propia tartamudez. La presencia permanente del resto del elenco, quizás intenta representar la presión que tiene este monarca de manera permanente, pero escénicamente, en mi modesta opinión, le resta peso al protagonista.
Los personajes están muy logrados, y muy destacable el trabajo de Adrián Lastra -el rey Jorge VI-, al conseguir un personaje tartamudo real, sin llevarlo a lo grotesco, ni a lo paródico. Un trabajo impecable por parte de todo el elenco, quienes demuestran un gran conocimiento de su oficio. Actúan, cantan y bailan, y algunos son conocidos por sus apariciones en series televisivas de éxito.
El recorrido de las emociones de este Rey tartamudo y de su lucha por superar esta tartamudez es lo que nos ha faltado. Ha llegado finalmente, el tan esperado Discurso del Rey, y no nos ha provocado la emoción que hubiera sido deseable. De hecho, en el transcurso de la obra me pareció ver alguna cabeza en posición de abandono total de la atención con una intensa concentración en el reposo ocular, de la que incluso pudo salir algún ronquido.
Resumiendo, gran trabajo actoral, recurrente escenografía, mejorable dirección y dramaturgia.
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Zebra Producciones
Texto: David Seidler
Adaptación: Emilio Hernández
Reparto: Adrián Lastra, Roberto Álvarez, Ana Villa, Gabriel Garbisu, Lola Marceli y Ángel Savín
Dirección: Magüi Mira