Feb 12 2019

El Funeral en el Teatro Cervantes

El Funeral, 36 Festival de Teatro de Málaga, Cervantes, Concha Velasco 11/02/2019 | Teatro Cervantes

Texto: Antonio Zafra | Fotografías: Elisabet Gonzalez Muñoz

Una ocasión perdida y un disgusto para los seguidores de la veterana actriz.

El Cervantes en pie ovaciona a Concha Velasco por su trayectoria, sus años, su comunión absoluta con el público y su infinita sabiduría como persona y como artista. La función quedó en un segundo plano, casi era una excusa para ver a La Velasco

Nunca me ha gustado escribir negativamente sobre una función, respeto mucho a cualquiera que se ponga delante de un público pero también respeto a este medio digital en el que escribo. Presenciar una cosa y contar lo contrario sería mentirles y mentirme. Me resulta especialmente amargo por que se trata de un ídolo de cualquier actor, Concha Velasco y más duro porque está cerca ya del retiro profesional. En fin, ahí va la crónica:

11 de Febrero 2019, siete de la tarde, una tarde buenísima para el mes que llevamos. La plaza a la que da la fachada principal del Teatro Cervantes, Plaza de Jerónimo Cuervo, llena de grupos de señoras pasados los cuarenta, de parejas en la mediana edad... Ese público con el que todo productor de teatro sueña: las personas que para su ocio eligen teatro y pueden pagar hasta los 27 € que cuesta las entradas de patio de butacas para esta función. El teatro estuvo prácticamente lleno, éxito de convocatoria por tanto.

Concha Velasco

El Funeral, 36 Festival de Teatro de Málaga, Cervantes, Concha Velasco Lo ha hecho todo, y lo ha hecho tan bien… Bailarina, cantante, presentadora, actriz, siempre impecable, siempre honesta y trabajadora y sobre todo es una gran dama del teatro, sin dudar. Últimamente ha estado de gira con espectáculos potentísimos: Hécuba, Reina Juana, etc… trabajos con premios y de calidad. Y por cambiar, cansada de tanto sufrir, le apetecía, según leo, una comedia disparatada y le encargó a su hijo Manuel M. Velasco que le escribiera. En principio Concha anunció la comedia como su montaje de despedida, cosa que luego ha desmentido, a Dios gracias. El resultado del encargo es El Funeral, un texto para el que contó con una de las mejores productoras de teatro nacional: Pentación, y la dirección, de nuevo, de su hijo Manuel. Se estrenó en Valladolid con Antonio Resines, luego estuvo Jorge Sanz y finalmente Jordi Rebellón como segundo en el cartel. No sé por qué se han ido los intérpretes, así que dejémoslo ahí.

Después de varias plazas y de hacer temporada en Madrid en el teatro La Latina de octubre a enero llegó al 36 Festival de Teatro de Málaga y allí estaban unas mil personas para ver la obra. A telón abierto vemos lo que sería una capilla ardiente, con una pantalla al fondo donde se proyecta un vídeo en bucle de Concha Velasco; un féretro de cristal donde hay un muñeco vestido como la actriz, unas sillas y unas coronas de flores. La escenografía muy bonita, francamente, y empieza la acción.

Una suerte de auto homenaje.

La tal Lucrecia parece ser un alter-ego de la propia Concha y en el origen de la creación de la obra se podría suponer que Concha fantaseaba en cómo sería su capilla ardiente y quería reírse de eso, de la muerte y del retiro y por eso le encargó el texto a su hijo. En el programa de mano el director dice que quiso hacer una comedia alocada como las de Mel Brooks, divertidísima. Pero el resultado no es ése. No hay risas. No hay comedia. El texto plano, sin gracia y sin rumbo, era declamado sin convencimiento, no había construcción de personajes, no había lógica, los movimientos escénicos se resumen en un deambular por el escenario, los actores en las partes que no tenía texto sobrellevaban su propio tedio jugando con patos de goma, gafas, pinzas y papeles, tirándolo todo por los suelos, quedando el suelo lleno de basura. El público y Concha pareció que lo tenían claro: habían ido a despedir a la gran actriz después de tantos años de trabajo. Se aplaudieron las entradas de Concha a escena, ella estuvo provocando eso diciendo: “Ya estoy aquí”, “He vuelto”, y levantando los brazos y pausando la acción para arrancar los aplausos.

Esfuerzos por entretener al personal.

Unas cuantas veces que acertaron algún chiste, los aplausos que provocaba Concha, un reparto de bocadillos (literalmente, se repartieron medias noches con salchichón y queso) fue todo el esfuerzo que había planificado para que no se aburriera el público, que lo aguantaba todo con respeto. Concha intentaba conectar con el público y salvar los muebles. El resto de actores habían claudicado no sé cuándo y se dedicaban a no aburrirse ellos, jugueteando arbitrariamente entre ellos o con el atrezo. Ver El Funeral era presenciar un sinsentido, una obra que no iba a ninguna parte y sólo provocaba indiferencia, hastío y pena por oportunidad perdida.

Yo siento mucho escribir esto pero El Funeral es un desastre desde mi punto de vista. Es muy difícil actuar bien en una obra mal escrita, y si se le suma que la dirección no tiene rumbo… Manuel M. Velasco estudió Comunicación Audiovisual, y la obra se parece más a un programa de TV que a otra cosa. Así que pienso que ha sido todo un error, y que de los errores se aprende, le deseo más atino la próxima vez. En cuanto a los demás actores, pues tienen tiempo de recuperarse de este pequeño bache. Sobre todo deseo que Doña Concha Velasco tenga ganas, salud y fuerza para volver a Málaga con una función como las que nos tiene acostumbrados, excelente. Si no va a poder ser, pues mil veces gracias por ser parte de nuestra memoria sentimental. Larga vida a Concha Velasco.