06/04/21019. Sala Joaquín Eléjar.
Texto: Antonio Zafra | Fotos: Promocionales
Sobre la función en la Sala Joaquín Eléjar de la obra ganadora del premio a la Mejor Dramaturgia en los pasados Premios Ateneo de Teatro y sobre la necesidad del teatro político.
¿Quién me ha robado el mes de abril? cantaba Sabina. El sábado 6 de Abril tuvimos uno de esos días locos donde llueve a pleno sol, de esos en los que salen arcoíris pero no llegué a ver ninguno, lástima. Una opción de ocio del sábado tarde era ir a ver El gran Crucero de La Pescadería Ambulante, una obra que obtuvo el Premio a La Mejor Dramaturgia en la pasada edición de Los Premios Ateneo de Teatro y como no puede ir a verla en su estreno y aprovechando que se repone, esta vez en la Sala Joaquín Eléjar (C.C. Maynake), pues allá que fui. Iba con la tranquilidad de que es una obra premiada y está avalada su calidad, se supone, y con la información de que es una obra compleja que abarca temas políticos. Sin miedo, que la política y el teatro… pues ya ves…
El teatro desde sus inicios ha sido escaparate de los sentimientos y pulsiones de los humanos y también tribuna en la que los autores han expresado sus opiniones y han fomentado la crítica hacia la manera en que se organizan las sociedades humanas, cuestionando al gobierno o criticándolo abiertamente. Teatro y política vienen de la mano desde sus comienzos. Es cierto también que no todo el teatro que se escribe está impregnado de la cosa pública, aunque sí que cuesta encontrar géneros sin connotaciones políticas por definición, ya que hay política descaradamente en géneros tan entretenidos o frívolos como la Zarzuela, el Sainete, así que el lindero entre las obras políticas o con política y las que no casi hay que hacerlo título por título, y no lo voy a hacer ahora… De nada.
Y así, desde los clásicos griegos, nuestro Siglo de Oro, Moliere, Piscator, Voltaire, Rosseau, David Mamet, Arthur Miller, Valle-Inclán, Alfonso Sastre, Brecht, Artaud, Darío Fo, Els Joglars, Henrik Ibsen, Stefano Massini… por citar unos cuantos; desde los juglares y sus confesos descendientes que ridiculizan el poder con humor aun denunciándolo a los teóricos del teatro que buscaban una reflexión sobre las ideas presentadas, un distanciamiento crítico, o una revulsión casi revolucionaria. Casos como el Teatro Político, Teatro Dialéctico, Teatro Épico… Y ojo, que ha existido también Teatro Patriótico y Teatro Nacionalista en el siglo XIX en España y teatro político de derechas en el XX. Por ejemplo: Muñoz Seca hizo durante la II República algunas obras ridiculizando al gobierno republicano, y el mayor de los ejemplos: José María Pemán, no sólo autor de teatro, si no conocido letrista e ideólogo de derechas, entre otros talentos. Quiero decir con esta chapa, que el teatro ha venido denunciando al poder y las veces que el poder ha estado ocupado por la izquierda también les han salido autores contestarios del otro lado. Algunos incluso han metido la política en sus obras pero para colaborar con un régimen e incluso como medio de adoctrinamiento.
Hoy en día, proyectos como El Teatro del Barrio, las obras de Animalario, las que podemos ver en salas como Cuarta Pared, Teatro Pavón Kamikaze, el Lehmans Brothers de Peris-Mencheta, son muestras de la vigencia del teatro comprometido políticamente que incluso gozan de éxito de público.
Y en Málaga pues con Franco y contra Franco se ha hecho éste tipo de teatro. Teníamos al inefable Romero Esteo… Últimamente no ha aflojado la cosa, el año pasado se montó a Brecht, se habló de las víctimas de “La desbandá” en De Hienas y Perros o el Eco de los Caníbales y, por fin llego, se estrenó ésta obra de David Mena.
La obra presenta a tres militares, Brigada, Alférez y Teniente que realizan un crucero en el que los espectadores tienen pasaje y son partícipes de la aventura. Durante la función se van presentando temas de la actualidad política. Se recuerda nuestra historia reciente, la función de la religión y el ejército, el nacionalcatolicismo de marras. También se habla de nuestra actual democracia y de camino durante “el crucero” aparecen temas como la inmigración, la memoria histórica, la manipulación mediática como medio de contención de las masas… En la obra hay más preocupación por la exposición de ideas y conceptos que de crear una historia o peripecia que se pueda seguir. Viendo El gran Crucero da la sensación de que te pierdes cosas o incluso que no te estás enterado de nada, cuando de lo que se tiene uno que enterar, lo básico, los puntos clave de lo que se critica están claros.
Como la obra es compleja, voy a intentar hacer la crónica clara a partid de aquí contestando preguntas.
¿Entretiene? Sí. ¿Está bien hecha? Sí. Es una obra compleja técnicamente, bien pensada y los participantes ponen todo el empeño y conocimientos para el fin, alcanzando un buen nivel. ¿Gusta al público en general? Sí. Hubo larga ovación, los actores saludaron tres veces en los aplausos. ¿Los actores lo hacen bien? Sí, los actores sudan la camisa, hacen acentos, dicen su texto con convencimiento y emoción, no llegan a provocar empatía suficiente pero igual ni se buscaba ése efecto. ¿Es divertida? No, divertida no es, es drama, es interesante y la ves con atención. ¿La premiada dramaturgia? Interesante, sí, y no está solo en el texto que oímos. ¿La dirección? Buena, un equipo conexionado y motivado, y muy bien dirigido. La dirección acorde con la dramaturgia, compleja y elaborada, quizás había acumulación de estímulos y se me antoja el tono demasiado exaltado, muchos gritos. Esto consigue la reflexión del público pero no llega a conmocionar y lo cierto es que no te revuelve como para cambiar tu manera de ver la vida, aunque creo que tampoco era el fin. ¿Es necesaria la obra? El teatro político nunca está demás, es de agradecer grupos que asuman el riesgo, aun quejándose de los problemas para la distribución, pero lo asumen. El teatro político es tan viejo como el mismo teatro en general, y cada época debe tener sus obras. David Mena y su equipo han decidido opinar y hacer un espectáculo sobre la época actual desde su perspectiva. El punto de vista de cada autor es respetable y en democracia se debe permitir que cada uno piense como quiera, entonces deben tener libertad para poder decirlo. ¿La recomiendo? Sí, vayan a verla si pueden, interesante propuesta.
La Pescadería Ambulante
Autor y Director: David Mena
Reparto: José Luis Guerrero, Noé Lifona, Gari Lariz
Género: Drama.
Duración: 70 minutos.
Fechas: Sábados 6 y 13, y Domingos 7 y 14 de Abril a las 20 horas.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.
Sala: Joaquín Eléjar, Colectivo Cultural Maynake.