Mar 24 2015

El intérprete en el Teatro CervantesViernes 20/03/2015. Teatro Cervantes

Megalomanía sin quitarse el disfraz.

Texto: Jon Rivero | Fotos: Marco Takashi

El intérprete en el Teatro Cervantes"¡Asier guapo!, ¡Asier currante!" Así es como el respetable se dirigía al intérprete de origen vasco el pasado viernes. Y básicamente la noche se pudo resumir de esta forma. Una grandiosa anémona de luz deslumbrando y magnetizando cual devotos a los asistentes de un Cervantes a reventar.

Es admirable la capacidad de gloria, carisma y arrojo de un Etxeandía en estado de gracia, sí. Que sabe lo que hace y que progresivamente levanta al público en un acto ritual de encuentro entre el hombre y su lucha contra su soledad. En este caso, haciendo participe a los asistentes como amigos imaginarios de su melancólica habitación. Es una premisa sencilla, potente y funciona. El contar lo raro que se siente uno cuando está impar en una habitación y tiene sueños y anhelos y compartirlos con lo árido de una imaginación en plena ebullición. Punto para Asier y sus chicos. Lo que es, es… pero sobrevuela sobre este montaje un humo como de todo demasiado medido y con tendencia a la demasía barroca.

El barroquismo rococó, lo maniqueo, siempre se malinterpreta en teatro, a mi parecer, esta cosa del todo vale…. Pues no, no vale todo. No hace falta desplegar una caterva de gesticulaciones, expresiones “bigger than life”. Miradas afectadas como si hubiéramos metido el gol de la final de la Champions league en el último minuto y toda esta épica simplona y efectista. No, demasiado "Man on the moon". Demasiados momentos histriónicos. No hace falta. “Ya nos hemos dado cuenta tío”.

El intérprete en el Teatro CervantesPorque El intérprete tiene números musicales, referencias maravillosas, pasando por el filtro del cabaret musical a Talking heads, Kurt Weill, Joplin, Bowie o esa parte inicial fulgurante con Lo tuyo es puro teatro de La Lupe. Vemos como los distintos bloques generan una amalgama irregular, descolocante, hasta caprichosa, con cuadros tremendamente acertados y otros absolutamente vergonzantes, dado el buen rumbo que toma la obra. Se tiran por la borda expectativas. Es el caso de las dos composiciones escritas explícitamente para el montaje. Piel de actor que comienza con una frase genial “Por eso maquillo mis ojos. Porque mis ojos maquillados ven más lejos” y que tiene fuerza… alternada con la sonrojante Tú te me dejas querer, en la que no podía parar de ver a Mowgli y Baloo bailando con desgana en medio de la selva en un ademán fallido de las canciones Disney.

Y es que es una lástima ver composiciones gloriosas como Por qué a mí me cuesta tanto / Ni tu ni nadie, siendo vitoreadas en karaoke y éxtasis colectivo, y con toda razón, con otros números de relleno y de efectismo para que el público esté de pie. Álvaro Tato sabrá de estas cosas y me apena terriblemente que vaya sin dilación y de forma kamikaze a lo simplón y fácil.

Es algo objetivo que al montaje le sobre media hora en esta regla no escrita de que todo musical tiene que ser largo porque sí. Si se hubieran ajustado repertorio y colocación de temas, sería un plus perfecto.

El intérprete en el Teatro CervantesSobre la obra, hubiera ganado, acercándose más a la ficción que cuenta y sin dejarse llevar tanto por la parte musical. Me parece mucho más atractiva así y con más enjundia y se podría haber alternado esta sensación íntima y emocional con el espectáculo grande, la máquina de baile, la liturgia colectiva. Es imperdonable que tras las fanfarrias-coros-percusiones grandiosas de Simpathy for the devil, por todo lo alto, con el teatro en pie, con todo ganado… no acabe todo en pequeño, en estocada del personaje.

Es esa habitación de Bilbao. Ese testimonio de un niño de 9 años creativo y sugerente que sueña y quiere algo más en su vida, el que nos debería haber dejado el regusto correcto, anclados en la butaca, con el corazón encogido.

El epílogo de El intérprete se me hace escaso. Decidieron preponderar el "chunda-chunda", el ruido y la gracieta final del “Los vecinos dicen que estamos haciendo mucho ruido”, al diálogo interno, mucho más poderoso.

No obstante, el respetable manda y si un muchacho levanta en pie a un teatro entero y a rebosar, tendrá todos mis respetos de por vida. Nos quedaremos con el "Defiende tu sombrero", por muy ridículo que parezca. Lástima que la megalomanía no se quitara el disfraz del todo, alguna vez.

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El intérprete

Factoría Madre Constriktor

Dramaturgia Álvaro Tato
Con Asier Etxeandia voz - Guillermo González piano - Tao Gutiérrez percusión y electrónica - Enrico Barbaro contrabajo
Dirección musical Tao Gutiérrez
Dirección escénica Álvaro Tato, Lautaro Perotti y Santiago Marín

> duración 1.30 h. (s/i)

 


 


 

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