06/05/2021, ESAD Málaga
Texto: Mario Zafra | Fotos: Daniel Galbeño y promocionales
a adaptación de Fausto que Daniel Galbeño presentó en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga el pasado fin de semana fue una grata sorpresa para el que escribe, quien acudió a la butaca convencido de que ver representada una obra de Goethe es siempre algo mágico, pero con cierta incertidumbre curiosa por lo rompedora que se antoja la propuesta. La actualización a los tiempos modernos del clásico alemán a través de la pluma de Tomaž Pandur es respetuosa con el material original a la vez que consigue seducir al público mediante una radical apuesta por lo rompedor, a golpe de luces estroboscópicas y música de Kavinsky.
Ya a punto de comenzar la función, cuando los más rezagados del público toman asiento, el personaje de Fausto interpretado con maestría por Manuel Samper elabora el dibujo de un pentagrama en el escenario, augurando el aura tenebrista que rodearía la representación hasta el telón final. Resulta notable cómo desde el primer momento se va haciendo gala de un decorado de forma simple pero efectista a base de columnas y figuras que cuelgan del techo a base de ramas de árbol. Ignoro las inspiraciones que han motivado las decisiones visuales más allá del propio texto original, pero visualmente no puedo evitar recordar al Fausto de Jan Švankmajer, pues esta representación se acerca más al simbolismo del checoslovaco que al estilo de otros de los adaptadores de Goethe, véase la celebérrima película de F.W. Murnau. La evocación mefistotélica que impregna cada escena de la obra se ve si acaso acentuada en los momentos más punk de la misma, como en la escena de ráfagas de luces discotequeras o en aquellas en las que las proyecciones en vídeo acompañan a los artistas sobre el fondo del escenario.
El elenco que da vida a los personajes de Fausto, como viene siendo ya habitual en las representaciones de la ESAD, hizo un trabajo excelente, revalidando una vez más para los que somos veteranos de sus propuestas que la capacidad interpretativa de sus alumnos es siempre sobresaliente. El ya citado Manuel Samper en el papel protagonista cargó sobre su actuación el peso de un papel muy dramático sin despeinarse, por no hablar del arrebatador Mefistófeles (Jaime Senabre) caracterizado entero de blanco y con el rostro cubierto. Pero es por gracia de las actrices por lo que la obra termina de brillar con luz propia. Una soberbia Margarita (Goethe también se refería a ella como Gretchen) y unos histriónicos seres de ultratumba que saltan, bailan y se contorsionan durante toda la obra le aportaron a Fausto una personalidad clave que se tradujo en el cálido aplauso de todo el patio de butacas.
Lo ecléctico de la obra, mezclando fragmentos del texto original con métodos rupturistas de representación (destaco aquí la ruptura de la cuarta pared) permite que quepan entre los temas originales de Goethe otros actualizados o directamente añadidos, como la crítica a la violencia contra la mujer, encarnada sobre el personaje de Margarita y penosamente tan de actualidad hoy en día como en el XIX. A golpe de ráfagas de luces, la Campanera de Joselito o el himno de la Legión, el Fausto que ha dirigido Daniel Galbeño deja varios momentos que el espectador recordará durante mucho tiempo. Mi más sincera enhorabuena.
Goethe, versión de Tomaž Pandur
ESAD Málaga
Dirección y Montaje: Daniel Galbeño.
Actores: Luna Lobato y Manuel Samper.
DoP: Daniel Galbeño y Roberto Romance.
Operadores de cámara: Daniel Tinoco y Daniel Galbeño.
Gaffer: Roberto Romance.
Maquillaje: Irene Ruiz y Karen.