30 Festival de Teatro de Málaga. Teatro Echegaray. 08/02/2013
Texto: Paco Bernal | Fotos: Daniel Pérez / TE
Daniel Veronese, autor y director que parece haber formado coalición con la compañía Histrión Teatro, ha construido con Teatro para pájaros un extraordinario mecanismo de precisión.
Se trata de una trama compleja de relaciones y Veronese mantiene el pulso sin caer ni en el melodrama ni en la comedia de enredo. Aunque el riesgo era grande, estamos en un pequeño apartamento donde viven cuatro personas, un hombre de teatro cuya mujer, actriz, ha escrito una obra dramática, y el hermano de esta y su novia que forman una pareja a punto de finiquitar su relación, ambos también gentes del teatro, actores. Los cuatro trabajan en un teatro que ayer hizo su última función pues lo van a derruir para hacer un restaurante chino. Fuera, en la calle, sucede una tragedia, el portero del edificio se ha arrojado por un balcón, es el segundo portero que muere en el inmueble en muy poco tiempo, el cadáver está en la acera y los inquilinos se reúnen (en algún sitio que no vemos) para celebrar una reunión de urgencia. El hecho luctuoso provoca la visita por sorpresa de un productor teatral y su pareja (quien había estado ennoviada años atrás con el primer hombre) al apartamento. La mujer y su marido aprovechan la ocasión e intentarán convencerle de las bondades del texto escrito y que ella había entregado en la oficina del productor hace unos días.
Veronese a pesar de encerrar a los personajes en un mínimo espacio físico los hace circular a la perfección, y la metáfora de demasiados pájaros para tan poca jaula aflora enseguida. La dirección de actores es impecable. Y estos, muy crecidos, respiran honradez y sabiduría teatral, resultan naturales, verosímiles y cotidianos en el fragor de este argumento farragoso y metateatral (magníficos Manolo Salas y Paco Inestrosa).
Quizá sea la actriz Asun Ayllón quien lidia con la mayor dificultad al encarar un personaje que arranca desde un primer instante en un clímax de tensión-depresión debido a la ruptura con su pareja y no se apea de él en ningún momento, no evoluciona y por ello solo muestra una cara, lo cual es incongruente pues su personaje se supone enamorada de otro hombre, ella es quien ha decidido romper su relación actual y marcharse, sin embargo no le vemos ni traza de ese nuevo sentimiento amoroso, de la ilusión por el nuevo amor, ¿será simulado como tantas otras cosas en este trampa para pájaros? Esta falta de profundidad conduce a la actriz a una cierta sobreactuación.
Podría decir que la pareja representada por Asun Ayllón y Enrique Torres –el hermano y su novia- tienen un tono de ajenidad respecto al resto de la obra, un aire de cuerpo extraño, de inserto extendido. Un conflicto que una vez planteado no evoluciona y gira sobre sí mismo una y otra vez. Además no se comprende bien por qué si la actriz-escritora y su marido se las componen estupendamente para retener al productor con el fin de venderle la obra, torpean tanto y no apartan o echan de la casa a esta pareja en crisis que les boicotea continuamente en su intento de venta. Parece un conflicto secundario artificialmente embutido y alargado en la trama principal con el fin de airear la historia.
Lo que Veronese sí refleja con enorme eficacia es la pequeñez humana, su vulnerabilidad. Encerrados en el minúsculo apartamento los seis personajes (que parecen en busca de autor) se remueven, aletean agónicamente.
Y volviendo al principio, el autor y director compone un extraordinario mecanismo de precisión, sí. El espectador siente lo mismo que sentiría ante un reloj atómico transparente con su mecanismo a la vista: admiración, sí. Pero es teatro, qué hay de los sentimientos y emociones. Teatro para pájaros es metálico, brilla y asombra, pero no emociona. Y quizá esto ocurra por el hecho de entreverar vida, teatro y viceversa, la realidad queda relativizada, desdramatizada, o sublimizada que diría Fred, tan caro a los argentinos. ¿Acaso no será tanto absurdo, drama y agonía teatro, puro teatro: pintura roja metalizada y no sangre?.
Histrión Teatro
Dramaturgia y dirección: Daniel Veronese
Actores: Gema Matarranz, Manuel Salas, Asunción Ayllón, Elena de Cara, Enrique Torres y Paco Inestrosa