18/01/2015. Teatro Cervantes. XXXII Festival de Teatro de Málaga.
Texo: Cristina Sirur Flores | Fotos: Web
Sombrero de copa, chaleco negro, clavel rojo y guantes rojos. No hace falta más señas para saber que estamos hablando del maestro de la magia y el ilusionismo, Juan Tamariz.
Es casi imposible hablar con detalle de la vida profesional de este artista; son tantos los premios que ha recibido, las actuaciones televisivas, cortometrajes, espectáculos por todo el mundo, libros publicados… que haría falta un gran espacio para poder regodearnos en su quehacer.
Reconocido mundialmente como maestro de la magia, creador de una gran cantidad de juegos, rutinas y técnicas varias y con un enorme conocimiento teórico sobre la magia y su historia, se lo conoce también como una “enciclopedia andante”.
Todo él es un espectáculo. Hemos visto aparecer y desaparecer objetos y personas, pañuelos que con una tijera los rompía y luego… totalmente íntegros, juegos de naipes diversos, presentados de manera que el resultado mágico fuera más sorprendente. Esta es una de sus técnicas llamada “pistas falsas”; al eliminar el deseo o curiosidad del público por saber cómo se hace el truco, potencia la sensación de magia.
Son trucos que quizás ya los hemos visto en otras actuaciones y con otros magos pero en Tamariz es muy diferente por el ritmo y el estilo que le imprime a sus actuaciones. Mantener un espectáculo de magia de dos horas de duración con un breve intermedio, teniendo al público permanentemente atento, sorprendido y disfrutando del espectáculo… sólo un artista con la maestría de Tamariz puede lograrlo.
Sabe perfectamente captar la atención del espectador y la usa a su voluntad; de esta manera da espectacularidad a los juegos de magia. En ningún momento bajó el ritmo alegre, lúdico y cercano de sus pases mágicos y nos engañó con sus trucos cada vez que a él le parecía oportuno.
Gracias a una pantalla colocada al lado de la mesa donde realizaría trucos con los naipes, pudimos ver perfectamente la limpieza de movimientos de sus manos. Y para más testimonio lo acompañó un grupo de personas adultas y niños del público que pudieron ver de cerca todos sus movimientos.
Contó con la colaboración de la maga colombiana, Consuelo Lorgia, ofreciéndonos juegos telepáticos.
Una pequeña aparición de un mago que lamentablemente no pudimos ver con claridad lo que nos ofreció. Probablemente esto solo se puedo apreciar desde las primeras filas y por las expresiones verbales del público que allí se encontraba, tuvo que ser algo encantador.
Contamos también con la presencia en vivo de un encantador conejito, color gris y muy pequeño, que como era de esperar salió “mágicamente” de una chistera. Y nos preguntamos, ¿no podemos sustituir ese conejo real por uno de peluche y así cambiamos la costumbre de utilizar en los espectáculos animales verdaderos? Pensamos que evitaríamos muchos problemas y olvidos. Una vez más recordamos que los animales son seres vivos que merecen nuestro respeto y protección y un escenario no es precisamente su medio más idóneo. Que con los años ganamos experiencia pero también tenemos la obligación de reciclar algunos comportamientos y actitudes.
El teatro lleno, público de todas las edades, y tanto los adultos como los niños disfrutamos de unos mágicos momentos llenos humor y sorpresas.
Con este cóctel de magia, humor, improvisación, sorpresas, sentimientos… salimos de la sala con buen sabor de boca.
Nos quedamos con una de las tantas frases que dijo Tamariz: "La magia no tiene trucos, por la razón de que todos sabemos que sí que los tiene".