07/05/2016. Teatro Echegaray.
Texto: Françoise Chabassier | Fotos: Promocionales y Pepe Ponce
Uno de los más grandes genocidios que ha conocido el mundo.El viernes 06 y el sábado 07, la compañía Alfa Teatro-Málaga, bajo la dirección de Juan Manuel Hurtado, estrenó su obra King Leopold en el Teatro Echegaray.
A lo largo del siglo XX se impuso una realidad implacable, horrible e insostenible, la de una naturaleza humana más negra y dantesca que uno nunca hubiera podido imaginar y que dio a conocer unas cifras infernales de todos los genocidios que se cometieron y se siguen cometiendo en la tierra. De esta terrible realidad, sobresalió la de los campos de exterminios nazis de la que se ha hablado y escrito mucho. Pero hay un genocidio poco conocido al tratarse de unas víctimas totalmente anónimas y sin ningún poder político ni económico que sin embargo fue uno de los más grandes que ha conocido nuestra época: él del Congo Belga.
Con King Leopold, drama documental histórico de tonalidad shakesperiana, Juan Manuel Hurtado se hace el portavoz de estas víctimas. Supo disecar meticulosamente este genocidio que cometió el Rey Leopoldo II de Bélgica entre 1885 a 1908 en el Congo, llenando de emoción el Teatro Echegaray.
Juan Manuel Hurtado invitó a los espectadores, a emprender un viaje hacia el final del siglo XIX en el Palacio Real, el día en que Leopoldo II recibió al misionero espía que acababa de volver del Congo para blanquear su imagen para con las potencias europeas. Pero ocurrió todo lo contrario. El misionero volvió horrorizado. Durante más de una hora y media, el público pudo asistir a un diálogo o más bien una lucha pero una lucha perdida antes de empezar, entre Leopoldo II y el misionero o sea entre dos talentosos actores.
La voz potente y firme de Eduardo Duro (Luces de Bohemia...), su porte, no dejaban ninguna duda sobre el papel de tirano sanguinario que desempeñaba y lo hacía a la perfección. Dándole la réplica un humilde misionero pero un grandioso Mel Rocher intentaba convencerle con todos los recursos que tenía en su poder, tantos humanos como técnicos, con los informes, con las fotografías de congoleños mutilados, con el cine de los “frères Lumières”, proyectando una película de todas las atrocidades que sus víctimas sufrían, pero al monarca le interesaba más una bonita mariposa exótica y venenosa. ¡Y claro está! Le recordaba el fraile los millones que se metía en los bolsillos haciendo del Congo un territorio privado. El diálogo estaba interrumpido por la intervención del criado congoleño interpretado por Álex Varela que aparecía en un claroscuro declamando versos en francés y sujetando una mano negra cortada traída por el misionero como una prueba más del genocidio. En la pared y como símbolo de la frivolidad y de la crueldad del monarca, se proyectaba una película con mariposas exóticas. Por fin la voz del pueblo congoleño se hacía oír pero a escondidas en la noche más oscura e iba muriéndose cuando volvía la luz. Pero a pesar de esto esta voz inocente, indefensa, esta voz que nunca se oyó, Leopold la callará para siempre afirmando así su gran poder al misionero mortificado.
En una puesta en escena minimalista y con la ayuda de los efectos de luces, Juan Manuel Hurtado, ha recreado el Palacio Real de Leopold II, una silla de terciopelo para el trono y otra más sencilla para el misionero, los baúles del viajero con su proyector, los rollos de papel y una mesita con una botella y las copas. El vestuario es de época. Para ilustrar su obra, Juan Manuel Hurtado, incluyó la proyección de una película documental de la época de la colonización y la concluyó una voz en off que hizo un repaso de la historia del Congo. Fue escalofriante:
Todo empezó en la Conferencia de Berlín de 1885 donde los expansionistas líderes de las potencias europeas se repartieron los territorios del África Negra. Leopoldo II quería transmitir la imagen de un filántropo y un benefactor que buscaba el progreso de los africanos. Triunfó y se creó el Estado Libre del Congo. Se dictaminó que le pertenecía como propiedad privada.
Las últimas estimaciones de los historiadores indican que pudieron ser más de 10 millones de víctimas asesinadas directamente o indirectamente como consecuencia de las hambrunas, mutilaciones, trabajos forzados (diamantes, caucho…) o enfermedades o sea casi el 50% de la población congoleña que fue exterminada. Esta salvajada duró hasta 1907, y su fin se debe en gran parte a los misioneros ingleses que sacaron a la luz las matanzas del tirano y que se cristalizó con una visita de una comisión del Parlamento Belga que presionó para que la soberanía pasara a ser nacional. Leopoldo la vendió por 95 millones de francos “como señal de gratitud por los grandes sacrificios realizados por él a favor del Congo”. Se puede decir que convirtió el Congo en la primera multinacional sin escrúpulo de la historia.
Con un golpe de estado y ayudado por la CIA y Bélgica, en 1965 llegó al poder el dictador Mubutu que también se enriqueció. Y la voz en off sigue inexorablemente. En 1998 la guerra del Coltan, millones de muertos.
Buena pregunta, el Coltan llamado también diamante de sangre sirve para fabricar elementos de alta tecnología imprescindibles para teléfonos móviles, reproductores de DVD, consolas de videojuegos, ordenadores personales, estaciones espaciales, naves tripuladas que se lanzan al espacio y armas teledirigidas.
Hoy en día la República Democrática del Congo aun no se ha recuperado de todos estos saqueos y expolios europeos, de todas estas guerras tribales y está considerado como uno de los países más pobres del mundo en lo que se refiere a su población. Qué cada uno saqué sus conclusiones yo ya lo he hecho como la mayoría de los espectadores que salieron del Echegaray muy conmovidos aquel sábado. Pero quiero agradecer a Juan Manuel Hurtado por escribir y representar una obra como King Leopold y también a los actores por haber captado la esencia de los personajes. Otra vez bravo.
Alfa Teatro-Málaga
Autor y dirección: Juan Manuel Hurtado
Leopold II: Eduardo Duro
Misionero: Mel Rocher
Criado: Álex Varela