29/01/2015. Teatro Cervantes. XXXII Festival de Teatro de Málaga.
Texto: Carmen Titos | Fotos: Promocionales / TC
Francisco de Rojas Zorrilla (¡ojo!, no nos confundamos con Fernando de Rojas ni con José Zorrilla) fue un autor del Siglo de Oro que vivió de 1607 a 1648. Su comedia Donde hay agravios no hay celos fue de las más representadas de la época, pero la pieza quedó posteriormente en la sombra y el título nos es hoy poco conocido.
La directora de CNTC Helena Pimenta se propuso rescatar esta pieza de maquinaria redonda, perfectamente ensamblada pero olvidada de nuestro Siglo de Oro. Fernando Sansegundo hizo una adaptación que mantiene la agilidad del texto original y favorece que la recepción de los espectadores del siglo XXI de forma cercana y clara. Mérito compartido con la asesoría en verso de Vicente Fuentes. En la declamación no percibí ni un mínimo traspiés, confusión o corrección en casi dos horas de espectáculo, todo fluía, corroborando la extrema rigurosidad resultante de un trabajo que sólo puede haber sido largo, meticuloso y exigente, esta es la única manera de hacer honorable a una entidad pública bajo el nombre de Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Su argumento responde a los vericuetos de la comedia de enredos y sus personajes son los arquetípicos (caballero, dama, criado y villano). Don Juan y su criado Sancho llegan a Madrid de noche, a la casa de Fernando de Rojas para que el galán pueda casarse con la hija de éste: Doña Inés. A llegar ven a un desconocido descolgarse del balcón de la dama. Don Juan y Sancho cambian sus identidades para que el decoroso noble pueda averiguar la verdad de los hechos y la pureza de su prometida. El antagonista Don Lope es aquel que se desplomó por el balcón, primo de Doña Inés. También responsable de la deshonra de Doña Ana, hermana de Don Juan, y de la muerte de su hermano. Ocurre el duelo para vengar el agravio, pero de forma inocente acaba por resolverse todo el entuerto de manera pacífica. Todas las identidades acaban por aclararse cada oveja acaba con su pareja, con final al estilo de Sueño de una noche de verano las parejas resultantes celebran la fiesta final.
La “incapacidad de expresarnos” es, según Fernando Sansegundo, una constante en esta comedia. La primera parte está llena de apartes, soliloquios, que Helena Pimenta aprovecha (valiéndose de la interpretación de los actores) para transmitir la dificultad de enfrentarse al otro. Según palabras de la directora de la obra y del CNTC: “Media obra está escrita en apartes, y la reflexión que hicimos Fernando Sansegundo y yo es que los personajes no se atreven a hablar sinceramente de forma directa. Tenía que ser en un aparte al público o en un monólogo. Al principio nadie habla, todos están heridos. Nadie es capaz de razonar. Pero conforme transcurre la obra, y llegamos a la tercera jornada, los apartes empiezan a desaparecer, y los personajes empiezan a ser capaces de verbalizar sus pensamientos. Y es cuando llega el perdón, cuando llega el amor”.
Donde hay agravios no hay celos destaca por su ritmo ágil y el humor provocado por los equívocos y disimulos; la CNTC ha conseguido que la comicidad se mantenga fresca y actual. Contamos con la integración de la música en vivo de un acordeonista como apuesta original y acertada, luchas de espadas marca de la casa no dejan de sorprender por integrar la destreza belicosa a la interpretación y los golpes de humor, tenemos situaciones grotescas e inverosímiles que “cuelan” y aceptamos (el pueril perdón a Don Lope), personajes que crean simpatía al rozar el ridículo, cuestionamiento de las escalas sociales (intercambio de papeles entre amos y criados, criados espabilados que manejan a sus amos).
Además de los temas usuales en las comedias de enredo del Siglo de Oro: el amor, el honor y los celos, Rojas Zorrilla trata temáticas importantes como el libre albedrío o el cuestionamiento de las clases sociales. Y por supuesto los temas relacionados con la libertad de la mujer como el derecho a la elección del marido y la reivindicación de la propia sexualidad (genial monólogo de la criada Beatriz, Marta Poveda). El filólogo e historiador Américo Castro ha destacado como esencial en el drama de Rojas Zorrilla el papel activo dado a la mujer, que venga su propio honor (A cada cual lo que le toca, Progne y Filomena, La traición busca el castigo o, incluso, Entre bobos anda el juego) o, al menos, tiene conciencia de su propio valor (Peligrar en los remedios, Los bandos de Verona, Donde hay agravios no hay celos).
El amplio reparto destaca por el equilibrio en la calidad de las interpretaciones: todas impecables. Nadie sobresale estrepitosamente y nadie desmerece. A título personal, destaco el genialísimo e indudable efecto cómico que sabe provocar David Llorente interpretando a Sancho y la voz y presencia rotundas e hipnóticas de Natalia Millán (con el papel de Doña Ana). Simplemente por mencionar a dos, ya que forman parte de un equipo actoral idóneo coordinado en estupendos números coreográficos por Nuria Castejón.
Para conseguir este reparto, Helena Pimenta, juntó actores habituales de la casa (Rafa Castejón, Marta Poveda, Fernando Sansegundo, David Llorente y Óscar Zafra) con nuevas incorporaciones como Jesús Noguero, Clara Sanchís y Natalia Millán.
El espacio está acotado por la fachada de la casa, que se asemeja a la de un corral de comedias. Tiene puertas para las entradas y salidas de personajes, ventanas y escotillas e incluso un grifo de licor y depósitos donde guardar elementos. El tiempo también está acotado a 24 horas. La indumentaria se ajusta al estilo y época.
Decía Helena Pimenta antes del estreno en julio de 2014 en el Festival de Almagro: “Es un texto incuestionable y posee una carpintería teatral extraordinaria; es una de las grandísimas comedias de nuestro Siglo de Oro, que no se había hecho nunca en la Compañía, y era de justicia recuperarlo. Es mi responsabilidad sacar a flote títulos como éste, que como comedia tiene rasgos de perfección, y que yo comparo con las grandes comedias de Shakespeare”.
Compañía Nacional de Teatro Clásico
Versión: Fernando Sansegundo
Dirección: Helena Pimenta
Asesor de verso: Vicente Fuentes
Coreografía: Nuria Castejón
Selección y Adaptación musical: Ignacio García
Vestuario: Tatiana Hernández
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Escenografía: Esmeralda Díaz
Reparto por orden de intervención:
Sancho: David Lorente
Don Juan de Alvarado: Jesús Noguero
Bernardo: Óscar Zafra
Don Lope de Rojas: Rafa Castejón
Beatriz: Marta Poveda
Doña Inés de Rojas: Clara Sanchis
Don Fernando: Fernando Sansegundo
Doña Ana: Natalia Millán
Mujer: Mónica Buiza
Acordeonista: Vadzim Yukhnevich