Teatro Echegaray. 28/09/2012
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: web de Tomás Gayo producciones
Una adaptación atrevida pero incólume del recientemente fallecido Tomás Gayo nos retrotrae a eso años oscuros de nuestra historia en los que, cualquiera de estos sucesos, eran más que reales y demasiado cotidianos en muchos rincones profundos de aquella España rural, pobre y estéril.
Esta obra del de Iria Flavia, se consideró muy atrevida en su tiempo, hace ya la friolera de 50 años, por la violencia que contiene, que a resultas de ser muy doméstica, resulta más desabrida. En aquellos años llegó a prohibirse su segunda edición, algo que a los más jóvenes de ahora les pueda resultar un tanto insulso: ¡si hubieran visto cualquiera de las películas actuales en horario infantil...! Pero estamos hablando de unos tiempos en que la violencia tras infancias duras, desencuentros familiares, situaciones sociopolíticas inestables y deshidratadas economías, anidaba en el fondo de aquellas gentes olvidadas de la mano de dios, que bastante tenían con subsistir y no morir en el intento. Esto conllevaba el contagio constante de un modelo de conductas, de una época pretérita afortunadamente, en la que "por un quítame allá esas pajas..." la cosa acababa en sangre en más ocasiones de las deseadas. Las navajas y los cuchillos de montes emigraban demasiado a menudo de la faja a las manos y de las manos a las entrañas.
Tomás Gayo supo ver todo este universo urdido por Cela concentrado en un escenario y de una forma pulcra y llena de matices logró llevarlo de modo tan austero como veraz y cercano. Ahora su trazada tiene continuidad de la mano de Marisol Gayo, tras su fallecimiento en el pasado mes de julio, lo que ha reconvertido esta gira en un homenaje.
El armazón de la producción se sustenta en una continuidad de flashbacks y relatos en primera persona, en la que se suceden los viajes: pasado, presente, historia, ayer, ahora. Y la agónica espera en un a modo de corredor de la muerte que ,como un túnel del tiempo, entrelaza los diferentes momentos de su vida relatados y que de forma natural y sin necesidad de movimientos escénicos ampulosos entrelaza y permite discurrir la trama, insisto casi como si fuera de manera espontánea. Eso sí, con sus sobresaltos dados los verdaderos choques psicológicos a los que se enfrentan el protagonista Pascual y toda su familia.
De todo esto tiene mucho que decir la mesura y el exquisito comedimiento con que afronta los retos escénicos su director Gerardo Malla, curtido en mil batallas como fueron la dirección de montajes de la talla de Las bicicletas son para el verano, Entre bobos anda el juego o La taberna fantástica. Una obra que podría invitar a los aspavientos y el drama superlativo queda prudentemente moderada. Hasta el grado de que algunas escenas son realmente circunspectas en comparación a como podrían haberse desarrollado.
También contribuye a ello el elenco que arrastra con la tarea de desglosar el entuerto de porqué ha llegado Duarte a la situación con la que se inicia la obra. Un Miguel Hermoso muy acertado con el tempo y los tonos de un ambivalente Pascual. Una Lola Casamayor que acuna a una madre ruda, insensible casi siempre y dominadora, de una forma escueta, por momentos casi minimalista en la interpretación. Fuera de ensordecedores gritos de madre de campo y esos otros arquetipos acostumbrados. Un buen Pedro Miguel Martínez, que vino a sustituir al propio Gallo tras su desgraciada pérdida, se muestra discreto y comedido, aunque bien certero, en el papel de cura.También ayuda un estirao, interpretado por Paco Manzanedo, que parecía salido del pueblo más escondido del Badajoz más decimonónico.
En general todos suman, Ana Otero, Ángeles Martín, Lorena Do Val, y ayudan a conformar este lustroso montaje en sepia de la España de ayer que pintara el escritor de Padrón, y que con los arreglos de Gayo nos removieron de los asientos del Teatro Echegaray, con cierto desasosiego por momentos.
de Camilo José Cela
Versión: Tomás Gayo Bautista
Reparto: Miguel Hermoso, Ana Otero, Ángeles Martín, Lola Casamayor, Pedro Miguel Martínez, Lorena Do Val, Paco Manzanedo,
Dirección: Gerardo Malla