El viernes 13 y sábado 14 de diciembre en el Teatro Cervantes, Anabel Alonso, Ana Fernández y Marta Berlenguer representaron la comedia Lastres de Jorge Roelas, dirigida por Hedi Steinhardt.
Texto: Françoise Chabassier | Fotos: web
La obra trata de un tema muy utilizado, el de la reunión de tres antiguas amigas que no se habían visto en “siete años y dos meses”. Se acercan a los cincuenta y tienen que ajustar cuentas o “poner las cosas en su sitio” por eso Lucía invita a Concha y a Teresa a su casa. A partir de ahí, empezó una especie de payasada en la que se podía ver a tres mujeres histéricas que todavía no habían asumido su adolescencia. La obra que estaba llena de rencor y vulgaridades gira alrededor de tres tópicos que se suponían divertidos: la mujer gorda, la mujer tonta y la mujer fácil, todo eso ilustrado por un vocabulario apropiado a cada una de las tres categorías, y así durante casi una hora y media. El público reaccionó de manera diversa pero hubo mucha gente que como yo no se rió.
Me dio mucha pena porque yo estaba en presencia de tres buenísimas actrices como Ana Fernández que me hizo llorar en “Solas”. Es obvio que es más fácil hacer llorar que reír pero se puede reír de otra manera con un poco más de finura, de delicadeza y no de la grasa corporal de una pobre obesa, del coeficiente intelectual de la otra o de la sexualidad exacerbada de la última. Parece que hoy en día uno no se puede divertir sin vulgaridad y ordinariez y sobretodo metiéndose con sus semejantes. Luego hablamos de acoso escolar, de niños que se lo pasan mal y que son maltratados por los demás, o del feminismo mal entendido. Entre los espectadores estaba un niño un poco gordo, me hubiera gustado conocer su opinión sobre lo que acababa de ver y escuchar.
La autora de la obra Heidi Steinhardt, una joven argentina explicó en una entrevista "Pueden parecer crueles, diría que hasta lejanas y estrambóticas, pero las tres son muy humanas”. La gente que me rodea es también muy humana y no la reconocí en este retrato tan patético de la humanidad. Y a mí no me pareció que el final fuera muy humano.
Lo peor es que Lastres tiene buenas críticas y se quedó en la cartelera madrileña durante varios meses. A lo mejor me he perdido algo, no he sabido captar el mensaje profundo y escondido de la autora. Salí del Cervantes con un mal sabor de boca y muy decepcionada.