27/01/2023. 40 Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes
Texto: Antonio Zafra | Fotos: ©Jero Morales / Festival de Mérida ©Maria Saavedra
El Brujo trajo al 40 Festival de Teatro de Málaga Los Dioses y Dios, reflexión libre sobre Anfitrión de Plauto.
Leo Vilar, en una clase de interpretación allá por los noventa en la ESAD (en aquel tiempo ESADD, porque estaba fusionadas las Escuelas Superiores de Arte Dramático y Danza) nos habló de El Brujo, porque había compartido tablas con él en 1985 haciendo el papel que hizo Eduardo Mac Gregor en la obra La Taberna Fantástica de Alfonso Sastre. Leo hacía el papel de Autor (así en mayúsculas como aparece en los libretos) al principio y al final de la obra y se quedaba en cajas a ver la función, a veces, claro. Contaba que El Brujo que hacía del quinqui ROGELIO, el protagonista, manejaba la obra y al público de manera asombrosa, tenía un oído fino para escuchar cómo respiraba aquello y si una situación merecía la pena, la dilataba, la subrayaba o pasaba por encima según el caso. Contaba que había una parte con otro compañero de reparto, que pasado este tiempo no he conseguido identificar, muy divertida, los dos haciendo de borrachos. Si funcionaba se quedaban en bucle su compañero y él hasta deshacer el teatro en carcajadas. Luego llegaba el drama, la tragedia, eso iba a llegar sólo, no hacía falta apuntalarlo, si él veía o más bien oía que el público entraba al trapo, pues ahora os vais a descojonar y luego os partiré el alma. Puro El Brujo. Y Leo Vilar, después de la gira con una obra tan premiada optó por su plaza de profesor en la ESAD que suponía renunciar a su carrera, pero le dio estabilidad, trabajo fijo durante años hasta su prematura muerte, en paz descanse. Leo y yo pues éramos alumno y profesor, sin más, con el que tuve diferencias pero me encantaba su humor. Una vez entré en clase, perdido entre las aulas y horarios y cambios de aquel edificio compartido entre la danza, la música y el teatro, no me encontré con mi clase, estaba Leo con otro grupo. Leo, le digo, ¿dónde están mis compañeros? Y me espeta: Acaso soy yo el guardián de tus compañeros…
Sentí mucho, dolor hasta los huesos, cuando dejó este mundo. Bueno. Perdonen el homenaje a mi profe, pero es que encuentro pocas referencias escritas sobre él y aquí, de manera arbitraria la meto. Pero la ocasión me lo permite, porque, creo, que es lo que haría El Brujo. Viene usted aquí a leer una crónica y de repente se encuentran una digresión gratuita. Si va usted a verlo, él va a hablar o va a representar una función, que la tiene escrita y ensayada y siempre parte de ella pero va a haber improvisación y contar algo que a él le venga en gana. Si le apetece hablar de política o de su divorcio, pues lo hace. Y en la función del viernes veintisiete de enero del 2023 en el Teatro Cervantes, treinta y ocho años después de lo que nos contaba Leo sobre La Taberna Fantástica demuestra que el fino oído, el manejo del público, del oficio y el poderío que diría aquella siguen y de qué modo, maestría, asombroso el dominio. E hizo el juego, me imagino que parecido a quel con el Rogelio, de enrocarse en unas frases para disfrute del público. “Ella tenía problemas conmigo porque yo tenía problemas conmigo. No tenía problemas conmigo. Tenía problemas conmigo porque yo tuviera problemas conmigo” Estuvo dándole vueltas al galimatías hasta que lo corona “Al final se quedó la casa”. Carcajada general.
El asunto de la obra es una reflexión sobre la comedia de Plauto Anfitrión otro galimatías que El Brujo explica, y saca conclusiones. Desde el embrollo de la trama y de la sinvergonzonería del libidinoso dios Júpiter hasta la esencia del ser. ¿Quién eres? El ser, la sombra del ser, la identidad. Allí llega, vaya usted a verlo para ver qué dice al respecto. El Brujo, místico, culto, espiritual llegado a este punto se regaña así mismo. “¿Qué quiere usted que haga con esto que me ha dicho? Hágame usted reír, como lleva haciendo todo el rato” Y es que eso es él. La diferencia de otros monólogos tipo El Club de la Comedia y similares y El Brujo es el fondo. La cultura, la reflexión. Piensen y lean ustedes. El conocimiento les hace libres y tal. La cultura. Y claro, es un hombre de teatro, sabe que nosotros, muchos, podemos ir a evadirnos con él. Pero su misión, es la de transformarnos. Me decía Mel Rocher el otro día: Si entras en una obra y sales igual que entraste no es obra buena. Y así es. De El Brujo puede ser que salgas igual porque eres impermeable, a mí me cambió el día, total.
¿Qué nuevo voy a contar de este caballero? Que vayan a verlos los teatreros y estudiantes. Que no se trata siempre de aprender a actuar, eso lo deben superar llegando un punto. Vayan y aprendan a hacer teatro. El teatro es una función distinta en cada sitio distinto. Vayan a aprender el oficio mirando. Como crear clima, como para hacer reír, manejar los tiempos y al público y que para criticar primero te tienes que reír de ti y de lo que te rodea. Salió tres veces a saludar, y nos hubiéramos quedado lo que él hubiera querido. Embrujados. Mirábamos para atrás sin atrevernos a salir, los asistentes digo y me incluyo aunque esté feo. Aquello hubiera durado lo que a él le hubiera dado la gana. Qué público más bueno, dijo, aunque habrá algún crítico… Pues perdone usted a este redactor que escriba, maestro. En fin… Qué disfrute. Qué sabio es El Brujo. ¿Verdad?
Versión, intérprete y dirección Rafael Álvarez
Música original, en directo y dirección musical Javier Alejano
1.40 h (s/i)