17/01/2025. Teatro Cervantes. 42 Festival de Teatro de Málaga.
Texto: M.Carmen Sánchez | Fotos: promocionales TC
Muchas eran las expectativas con las que acudimos al debut de David Trueba como director y autor teatral con su obra Los guapos. Un Teatro Cervantes completo, nos confirmó que no éramos los únicos porque ¿qué amante del cine y las letras en España no conoce a los Trueba? Espóiler: no nos defraudó en absoluto.
David Trueba se atreve con la dramaturgia por primera vez y nos ofrece una obra trabajada como si fuera cine, minimalista y “menos teatral”. El autor ha confesado que el argumento de Los guapos estaba en su cabeza hacía largo tiempo y, al decidirse a plasmarlo en papel siempre tuvo en mente a Vito Sanz como Pablo y a Anna Alarcón como Nuria. Sabia decisión, bordan los papeles. Aquellos que vemos sus películas y lo solemos leer habitualmente, reconocemos su estilo y lugares comunes en esta historia: sarcasmo e ironía, amor por la complejidad de los personajes y sus circunstancias, análisis social contemporáneo y retrato generacional. El escenario donde se plasma todo, por supuesto, no podía ser otro sino el bar de barrio toda la vida, con especial protagonismo de un gran reloj, metáfora de las diferentes acepciones de tiempo de cada personaje.
Los guapos, es el reencuentro tras 20 años sin verse de Pablo y Nuria. Les une un pasado en común: el mismo barrio marginal de Madrid, la misma gente en la infancia y adolescencia, el mismo bar y una fugaz relación adolescente. Nuria necesita la ayuda de su antiguo amigo convertido en abogado de causas solidarias para emprender una demanda sin mucho sentido contra una empresa a la que cree culpable de la muerte de su madre. Los diálogos entre ambos van desgranándonos su trayectoria vital y su posición ante la vida, tremendamente diferente. Pablo es de Julio Iglesias y Nuria de reggeaton. Se proyectan uno en el otro porque en los reencuentros siempre hay dos versiones de la misma historia. En nuestra opinión, es en este punto donde brilla más la obra: se hace un recorrido por la España contemporánea: la introducción de las drogas duras en los barrios obreros, el SIDA, los fondos buitre, las jubilaciones anticipadas de Telefónica, la violencia doméstica o la soledad de los mayores que mueren solos.
¿Cómo es posible que con el mismo origen Pablo y Nuria hayan vivido existencias tan diferentes? El destino juega un papel esencial, por supuesto, pero también las circunstancias. Pablo fue un chico querido por su familia y logra escapar del entorno hostil del barrio gracias a la educación. Nuria continúa estancada en una vida imprevisible y en trabajos precarios, después de haberse criado en una familia disfuncional donde la agresión física, las drogas o la prisión y SIDA de su hermano, la habían marcado. Su hermano y ella, los llamados “guapos” del barrio. (No podemos dejar de ver paralelismos, salvando las distancias, con La amiga estupenda de Elena Ferrante).
Además del destino, el otro gran tema es la culpabilidad. Pablo es consciente de su suerte y de que Nuria no la ha tenido. Quiere ayudarla porque se siente culpable. Nuria busca enconadamente a culpables de su mala vida: representa a esa parte de la sociedad maltratada que se vuelve agresora y necesita culpables para encontrar sentido a su nefasto destino. Se justifica como víctima, nunca como agresora. Es magnífica la interpretación de Anna Alarcón como macarra barriobajera (la postura corporal, el lenguaje chulesco, las actitudes racistas incentivadas por determinados populismos). Y qué decir de Vito Sanz (nominado a los próximos Premios Goya como mejor actor por Volveréis, de Jonás Trueba). Confesamos que nos encanta su trabajo, especialmente el teatral, y que hemos tenido la oportunidad de disfrutar obras como Desde aquí veo sucia la plaza o Algún día todo esto será tuyo, ambas de la compañía de la que forma parte, Club Caníbal.
Qué privilegio haber asistido como espectadores a Los guapos. Auguramos un futuro prometedor en esta nueva faceta para David Trueba y esperamos seguir siendo testigos de ella.
Texto y dirección David Trueba
Con Anna Alarcón y Vito Sanz
Escenografía y vestuario Beatriz San Juan
Iluminación Pedro Yagüe
Producción Centro Dramático Nacional y Bitò