02/02/2022 39 Festival de Teatro de Málaga Teatro Cervantes
Texto: M. Carmen Sánchez | Fotos: Promocionales TC
El adjetivo pícaro-a define al personaje de baja condición, astuto, ingenioso y de mal vivir, protagonista de un género literario surgido en la España del siglo XVI. Es un término tan utilizado que pervive en nuestros tiempos para aquellas personas listas, desvergonzadas y tramposas. Seguro que han escuchado alguna vez la afirmación de que España es un país de pícaros. Pero la novedad que Malvivir nos trajo al 39 Festival de Teatro de Málaga es mostrar la picaresca desde el punto de vista femenino porque... ¿los pícaros solo eran ellos? Definitivamente, no.
En un escenario parco que facilitaba la movilidad y dinamismo, el elenco de Malvivir nos ofreció casi dos horas de una tragicomedia agridulce, amena y divertida con la dirección y música de Yayo Cáceres y la dramaturgia de Álvaro Tato. Bruno Tambascio es el trovador encargado de narrar la historia, cantarla y tocarla (piano, flauta, guirarra, armónica) efecto muy gratificante en el desarrollo de la obra. Y unas magníficas Marta Poveda y Aitana Sánchez-Gijón darán vida a un repertorio de personajes típicos del Siglo de Oro que pululan alrededor de la vida de nuestra pícara: Elena de Paz.
Malvivir pone en boca de las actrices un texto complejo para memorizar, con un castellano cercano a la época pero que se hace liviano a nuestros oídos. Está basada en fragmentos de autores del Siglo de Oro español como Francisco López de Úbeda, Alonso de Castillo Solórzano, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo y el mismísimo Quevedo. Muestra los claroscuros barrocos del imperio español en la decadencia del siglo XVII donde la ruina y la pobreza convive con la hidalguía. Elena de Paz es una superviviente de esa miseria que es lo que más agudiza el ingenio. Predestinada desde su nacimiento a una vida de engaño, superstición y alcahueterías pero también a la libertad por la que termina pagando un alto precio. Venta de virginidades, la Inquisición, el garrote vil para ajusticiar, engaños y la palabra honra, la más repetida en la obra (los protagonistas repiten“¡A mucha deshonra!”). Las actrices desempeñan diferentes papeles: madre, padre, amante, viejos que se casan con niñas de 15 años...Y para ello adoptan acentos variados y pantomimas. Nos sorprende muy gratamente el trabajo de Marta Poveda que es de sobresaliente. Y la matrícula de honor es para la profesionalísima Aitana Sánchez-Gijón que borda todos los papeles que se le pongan por delante.
Uno de los aciertos de Malvivir es el inesperado giro en mitad de la obra donde, de repente, las actrices cambian el rol así, se nos da la oportunidad de verlas en todos sus registros.
Malvivir es una obra muy completa por contenido y forma. Poder presenciar la vida de una pícara parlanchina (mujer) desde la perspectiva del siglo XXI es muy aleccionador: el sistema estamentario de la época era muy ingrato si nacías pobre además de tremendamente injusto si eras una mujer. A pesar del destino fatal de nuestra antiheroína, qué bien sienta vivir sus aventuras y ganas de vivir. O de Malvivir.
Basado en novelas de pícaras del Siglo de Oro
Ay Teatro
Dramaturgia Álvaro Tato
Con Aitana Sánchez-Gijón, Marta Poveda y Bruno Tambascio
Música original y dirección Yayo Cáceres
Fragmentos de La hija de Celestina de Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, La niña de los embustes de Alonso de Castillo Solórzano, La pícara Justina de Francisco López de Úbeda y Tres letrillas y un romance de Francisco de Quevedo