Teatro Cervantes. 12/04/2013
Texto: Juanma Marfil | Fotos: María Aguilar
El Teatro Cervantes ha recibido con gusto a la Cía Teatro de La Abadía (en concreto a los actores Luis Bermejo, Israel Elejalde, Miranda Gas, Elisabet Gelabert, Alberto Jiménez y Nuria Mencía) para la representación de la obra Maridos y Mujeres, una pieza dirigida por Álex Rigola y escrita por el maestro Woody Allen.
La obra gira alrededor de las relaciones de pareja y destruye el mito que tanto se muestra en la mayoría de las películas: un final en el que la pareja acaba feliz y contenta para siempre. La historia muestra las relaciones que se establecen entre los ocho personajes que la componen: Rain (Miranda Gas), Carlos (Alberto Jiménez), Álex (Luis Bermejo), Carlota (Nuria Mencía), José Luis (Israel Elejalde), Alicia (Elisabet Gelabert), Gloria (Miranda Gas) y Ronald (Alberto Jiménez). Todos ellos buscan la estabilidad y ansían sentirse amados a la vez que atraídos por esa persona que les ama, algo que se les antoja difícil tras tantos años junto a su pareja de siempre. Los personajes ansían el cambio, la liberación, aunque siempre les queda ese punto de remordimiento en el que aparece una pregunta: "¿Y si acabo peor de lo que estoy?"
La historia está creada a partir de un texto al que los actores dotan de gran velocidad, un aspecto muy admirable, sorprendiendo el hecho de que el texto, que podría parecer un primer obstáculo a simple vista, ha sido algo que parece haber sido sorteado con facilidad y, dígase de paso, eficacia. Una eficacia que se aprecia en el momento en que el actor es capaz de hacer entender al espectador un texto tan retorcido y, a la vez, tan cargado de filosofía, de una forma que ni agota psicológicamente, ni hace que se pierda idea alguna.
En cuanto al trabajo interpretativo de los actores, destaca el gran trabajo de construcción de los personajes que se evidencia en el trabajo mostrado. Un trabajo que se ve impregnado por Woody Allen en cada momento de la interpretación y en el que se encuentran personajes (que en muchas ocasiones rompen la cuarta pared) tan semejantes a él como lo es Álex y, tan únicos y con un toque tan personal, como lo es el de Carlota, un personaje que contrasta en energía y forma de comportarse con respecto a los demás.
Resulta curiosa la puesta en escena de esta pieza, pues la escenografía se compone básicamente por tres sofás y y los materiales justos y necesarios para cada momento: nada falta y nada sobra. La iluminación resulta coherente con cada momento que se vive, creando un foco de atención perfecto en cada momento. Un aspecto este último que logra sortear el obstáculo que significa el hecho de que, prácticamente en todo momento, todos los personajes se encuentran en escena. Así mismo, el vestuario resulta una ayuda a la hora de reflejar la personalidad de cada uno de los personajes de la obra.
Como dato curioso, añadir que sorprende que la zona de actuación de los actores se amplíe en varias ocasiones hasta más allá del propio escenario, llegando a emplear prácticamente todos los pasillos del patio de butacas. Un patio de butacas que disfrutó de la obra y el buen saber hacer de esta conocida compañía.
Intérpretes
Luis Bermejo
Israel Elejalde
Miranda Gas
Elisabet Gelabert
Alberto Jiménez
Nuria Mencía
Dirección y versión teatral
Àlex Rigola
Traducción
José Luis Guarner
Espacio escénico
Max Glaenzel
Figurinista y Ayudante de escenografía
Vanessa Actif
Iluminación
Maria Domènech
Ayudante de dirección
Carlota Ferrer