19/11/2016 Teatro Cervantes
Texto: Cristina Gandarias |Fotos: Promocionales / TC
Cuando la madera es buena, los muebles duran toda la vida. José Sacristán es madera de Sequoia, de las mejores consideradas. Es un actor que no vive de la renta que la da su nombre, sino de su buenhacer encima de un escenario. En esta ocasión interpreta a un personaje, que en Broadway fue interpretado por Al Pacino. De hecho, la obra fue escrita para ser interpretada por el señor Pacino, ahí es nada.
En escena todo el transcurso de la obra, Sacristán, con casi todo el peso de la pieza, apoyado por Javier Godino, durante toda la trama. Don José, en una magnífica interpretación, le pone piel a un hombre poderoso, acostumbrado a manejar cualquier situación a golpe de talonario hasta que un despiste, error, o simplemente exceso, lo pone entre la espada y la pared. Intenta solventarlo con toda su sabiduría, basada siempre en un summa cum laude sobre el vil metal, pero algún detalle no ha entrado dentro de su hoja de cálculo y sale un error que no es capaz de solventar.
Es una trama trepidante, que te mantiene desde el principio hasta el final pendiente de todos los detalles. Este se consigue, con un buen texto, con una buena dirección y por supuesto con una magnífica interpretación, que es el producto final y donde todo el trabajo anterior se la juega. En este caso la partida se saldó con el teatro lleno en pié haciendole salir tres o cuatro veces a saludar, ante lo que el mismo respondió silenciando al público para dar las gracias de viva voz.
Dirección: Juan Carlos Rubio
Actores: José Sacristán, Javier Godino
Versión: Bernabé Rico
Diseño escenografía: Curt Allen Wilmer
Diseño iluminación: José Manuel Guerra
Diseño sonido: Mariano J. García López
Figurinista: Guadalupe Valero
Realización vestuario: Derby 1951
Fotografía y Diseño Cartel: Sergio Parra
Producción y gerencia en gira: Jacinto Bravo, Salvador Aznar
Producción ejecutiva: Bernabé Rico
Una producción de Talycual y Bravo Teatro