Ago 6 2016

Patio 1930/07/2016. Patio 19.

Texto: Juanma Marfil | Fotos: El Espeto Feliz

Una nueva situación personal envuelve a estos característicos personajes

letra capitular LLlega Una Luz, la tercera y última parte de Patio 19, de la mano, como no podía ser de otra forma, de El Espeto Feliz, e interpretada, una vez más, por Estefanía Rueda Sandoval, Sara Granda y Manolo Albaracín (escritor de la misma y director), dando de nuevo la bienvenida al público en su peculiar lugar de encuentro: un patio andaluz situado en el centro de Málaga en el que hay que reservar las entradas con antelación para poder disfrutar del espectáculo.

Patio 19La historia nos sitúa años después de la segunda parte: Curro (de Sevilla) ya convive con la familia y La Niña ya se ve envuelta en las responsabilidades de la vida adulta, teniendo que cuidar de su hija y tratando de sacar adelante una peluquería en la ciudad para así tratar de llevar ingresos a casa... Una nueva situación donde Rosa (la madre) tendrá que seguir actuando como la figura fuerte que une y trata de mantener en pie la estabilidad de la familia para que en ningún momento se tambalee toda su realidad, algo que se demuestra prácticamente impracticable en esta nueva parte. Por otra parte, y cómo no, Nano (el sobrino de Rosa) mantendrá su forma de ser y humor que tanto le caracterizan y hacen que enganche directamente con el público, un personaje que ahora busca sentar más la cabeza debido a determinados cambios que parece que están sucediendo en su vida personal...

Esta nueva parte continúa en línea con las dos anteriores: haciendo partícipe al público, a quien le habla de igual a igual y como si lo conociera de toda la vida, combinando los momentos de la emoción más desgarradora a la risa más espontánea. El público sólo tiene que dejarse en manos de estos personajes para que los transporten a sensaciones diferentes donde pueda sentirse cómodo y en confianza. Quizás la diferencia con las partes anteriores radica en la presencia de una mayor madurez en los personajes, lo que lleva a que haya más momentos de diálogo íntimo entre los personajes o monólogos con el público que de peleas, gritos y movimientos por todo el patio, algo que, aún así, se mantiene como seña de identidad.

Referencias a la actualidad española y, más concretamente, malagueña llenan de comedia la obra, hablando de personajes reales que aparecen en los medios, lo que incluso lleva a algunos espectadores a hacer comentarios al personaje mientras habla, algo que da una idea de la confianza, cercanía y realidad que generan los personajes.

Patio 19Estefanía Rueda, actriz que encarna a Rosa, sigue tocándonos el corazón, tal y como nos tiene acostumbrados en las situaciones vividas en las anteriores partes de esta obra. Ya la conocemos, sabemos cómo siente esta madre y tía a la que nunca nada le viene regalado, que mantiene el tipo en las situaciones más dolorosas de su vida (situaciones que parece que no dejan de llegar tras la experiencia de haber visto las tres partes) pero que la mantienen de pie gracias a la unión con los suyos. Continúa siendo increíble su interpretación de este personaje tan sumamente complicado por la cercanía que debe tener, las emociones tan duras que debe mostrar y la realidad que nos debe transmitir. Pero es que lo mejor de todo es que lo consigue. No puedes evitar no retirar tu mirada mientras te habla. Porque te habla a ti. Y lo está haciendo el personaje. Manolo Albarracín, que interpreta a Nano y a Curro, dos personajes opuestos tanto en forma de ser y comportarse como en la manera de encarar la vida, nos regala estos dos personajes que se ganan las risas del público y que, en esta ocasión, incluso nos reciben al entrar al espectáculo (en el caso de Nano). Dos personajes que nos muestran, a su vez, dos caras cada uno: la simpática y sin tapujos y, por otro lado, la seria y que sabe decir frases repletas de realidad y consejos que marcan cambios importantes en la línea argumental de la obra. Muestra la importancia que tiene su presencia en la obra para mostrar un contrapeso en la familia que haga pensar de forma diferente a los otros personajes, a los que, ahora con una visión algo más madura, llega Nano a dar consejos y trata de resolver problemas. Sara Granda, en su papel de Niña (aunque ya los años transcurridos en la obra la han hecho más mayor), la hija de Rosa, ya muestra formas de ser y comportarse, e incluso expresiones al hablar, de su madre, lo cuál resulta bastante cómico para el público. Por tanto, es una dificultad para la intérprete el mostrar a una Niña más madura pero que conserve la esencia de ésta, algo que consigue satisfactoriamente al mostrar a un personaje con una nueva realidad por delante pero con una forma de comportarse menos Patio 19inmadura. A la dificultad de mantener la esencia de este personaje se añade la de dar vida de nuevo (al igual que en la primera parte) a Eva, una abogada que ayuda a Rosa. Un personaje que quizás es más difícil de encajar por ser el más diferente a todos cuantos aparecen en la obra, pues mientras el resto hablan sin tapujos por el patio, este mantiene un lenguaje un tanto recargado que choca con los otros, pues puede parecer menos realista; además, el volumen de sus intervenciones, tan distinto también, hace que se pierda algo de información al resultar más complicado el escuchar lo que le dice a Rosa (se añade la dificultad de la intimidad de la escena en la que aparece).  A pesar de ello, es un pequeño detalle dentro de la gran obra que se está analizando. Además, hay determinados secretos dentro de estos personajes no desvelados a lo largo de esta crónica.

Al final obtenemos el resultado que siempre consigue esta obra: volver a tener al público en pie, emocionado y aplaudiendo durante un buen rato, agradeciendo el trozo de realidad brindado por la compañía. Un aplauso que ahora cobra más importancia tras cerrar la trilogía de Patio 19, pues también es una plauso de agradecimiento por habernos presentado a todos estos personajes a quienes muchos echarán de menos. Añadir que quien asista a la obra podrá brindar por este gran trabajo.

Por último, y antes de despedirse, la compañía invita al público a asistir a La Zambombá que tendrá lugar en el Teatro Echegaray el próximo mes de diciembre, donde vuelve El Espeto Feliz con toda la gente de su barrio. Será un momento para volver a reencontrarse con los personajes de esta familia de la que puede sentirse parte todo aquel que así lo quiera.


Una luz
De Manolo Albarracín
Intérpretes: Estefanía Rueda Sandoval, Sara Granda y Manolo Albarracín
Dirección: Manolo Albarracín


 

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