09/10/2015. Teatro Echegaray.
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: web Bramant Teatre
Tío Vania es una de esas grandes obras que no hay que perderse. Un poliédrico Antón Chéjov en plena forma dibujó una tragicomedia familiar decimonónica, muy al estilo de las que todos los grandes escritores gustó plasmar con mayor o menor acierto.
Chéjov muestra en este ácido y amargo daguerrotipo costumbrista lo peor del ser humano, para con los demás y para consigo mismo: las bajezas y vilezas, la apatía, la impericia y la depresión, la infelicidad y la desesperanza, con las que nuestra especie convive más a menudo de lo que sería deseable.
Los personajes están pirograbados con una sutileza y una paleta de matices que, desgraciadamente, en el montaje ofrecido el viernes por Bramant Teatre en el Echegaray no pudimos apreciar.
Si bien el trabajo desarrollado se adivina y se aprecia a lo largo del espectáculo, su revisión y puesta al día son notablemente conspicuos y su contemporaneización bien hilvanada, hay elementos que impiden que podamos hablar de un montaje redondo, compacto y bien dirigido.
La interpretación adolece en algunos personajes de los matices adecuados y, aunque las transiciones son muy plásticas, los altibajos y su carencia de cromatismos convierten algunos momentos en planos al tiempo que en otros sobran exabruptos y sobreinterpretaciones.
No quiero decir con esto que sea una mala adaptación o montaje. La escenografía, la iluminación, algunas interpretaciones como la de María Poquet, Petra, o la de Isabel Requena en una comedida María, los movimientos escénicos, son buenos. Pero le falta a todo un hervor, una dirección un poco más templada y desde fuera, con otra perspectiva, más prolija y algo más de caracter y trabajo interpretativo en algunos de los actores y actrices.
Eso sí, hay que reconocer el riesgo asumido con una obra de estas características y con un elenco de 7 actores, con la que está cayendo sobre el mundo del teatro y la cultura en general, el mutis por el foro protagonizado en los últimos años por el público, el trabajo a taquilla, etc. Mucho valor y, si bien no es un producto notable, se nota el esfuerzo y el buen hacer de gran parte del equipo.
Bramant Teatre
De Antón Chéjov
Dirección y dramaturgia Jerónimo Cornelles
Direción adjunta Isabel Martí
Espacio escénico Maisons du Monde
Vestuario María Poquet
Iluminación Pablo Fernandez
Diseño gráfico Laura Valero
Efectos Teatrales Marcos Orbegozo
Fotografía y video Miguel Serrano
Dramaturgia y dirección Jerónimo Cornelles
Con María Poquet, Rafa Alarcón, Jerónimo Cornelles, Ernesto Pastor, Isabel Requena, Laura Valero y María Minaya