09/05/2014. Teatro Echegaray.
Texto: Rosa Parra | Fotos: Rosa Parra y web
Teatro de la orilla estrena Un paseo por Hammlet en el Echegaray. Antonio Zafra y Mel Rocher hacen un trabajo actoral para quitarse el sombrero.
Un escenario minimalista: vacío en negro, con un círculo pintado a tiza en el suelo, dentro del cual se encuentran Hammlet y sus obsesiones, fuera del círculo algunos elementos simbólicos ajenos a su locura: un libro (la cultura, la razón), un cubo con agua (el suicidio de Ofelia, la depresión, el desbordarse de los sentimientos que se quieren contener) y un puñal (la traición, la muerte y la venganza). Un atrezzo importante: Un armazón de perchero-armario con ruedas que hace de elemento móvil por el que entran y salen los distintos personajes que pueblan la inmortal obra de Shakespeare, a la vez que se convierte en un útil escénico adoptando diversos usos: trono, embarcación, torre... Es una puerta de doble vía, abierta al mundo real y al imaginario, al tangible y al onírico, al físico y al espiritual.
Solo dos actores sustentan el andamiaje del elenco de la obra, con vestidos neutros incorporan un elemento externo que los caracteriza como otros personajes: Antonio Zafra y Mel Rocher que hacen un trabajo actoral para quitarse el sombrero. Consiguen hacernos olvidar sus cuerpos para penetrar sus almas y descubrirlas desnudas en toda la crudeza de cada personaje que interpretan.
Así Zafra puede ser la dulce Ofelia o la madre desnaturalizada (Gertrudis), el hermano fratricida del padre de Hammlet, ahora nuevo esposo de su madre (Claudio), el propio Rey Hamlet o el amigo de Hammlet: Horacio.
Por su parte Mel Rocher consigue magistralmente disertar entre la cordura y la locura de una duda eterna que le hace tardar en ejecutar su venganza que es lo que define a su personaje Hammlet.
Nos demuestran que se puede hacer teatro de calidad, sobre una adaptación de una obra clásica.
El hecho novedoso para mí, que tengan una traductora de signos, creo que es algo que puede ayudar a eliminar barreras para las personas sordas y estimularlas a ir al teatro, un público que está por descubrir. Esta misión de contar la obra a las personas que no pueden oír se la repartían dos chicas que con su expresión facial y el arte se sus manos enriquecían como si de actrices se tratara lo que estaban contando.
Todos los elementos que componen la dramaturgia han sido minuciosamente estudiados y elegidos para transmitir el climax de la versión representada de la obra: un acierto la interpretación, un acierto la escenografía, un acierto el movimiento escénico, un acierto la elección de mínimo atrezzo, un acierto los útiles simbólicos identificatorios de los personajes. Y lo que más es un acierto de todo es el enfoque intrepretativo de los dos actores que se entregan como instrumentos al servicio del subtexto de la dramaturgia y esconden sus egos en una actuación comedida y brillante.
Dirección: Mel Rocher.
Autor: Lalo Mora
Intérpretes
Mel Rocher: Hammlet
Antonio Zafra: todos los demás
Intérpretes lenguaje de signos: Caty Fernández y Luisa Aguilar.