XXIX Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes. 13/01/2012.
Texto: Miguel A. Barba | Fotos: José M. Cortés
La primera obra que abría el festival fue este año todo un clásico. Puesto en escena por una compañía que ha dedicado tantos montajes y tan acertadamente al autor inglés que puede ser considerada en España como una verdadera experta en Shakespeare.
Pero la fama y el buen hacer que precede no siempre presupone que "lo por venir" sea igual de acertado. De hecho, este Macbeth reintrerpretado por Ur Teatro, con una adaptación muy interesante de su directora Helena Pimienta y una importante apuesta por la multimedia, tuvo sus claroscuros, sus ir y venir, sus enormes aciertos, así como elecciones erróneas, desde mi punto de vista, en la plantilla actoral o en la dirección de actores.
De entrada, una puesta en escena brillante y tenebrosa, era empañada en su inicio con un pésimo sonido que impidió entender que decía la narración de la voz en off, cuando no, ni siquiera oírla.
Realmente todo el despliegue audiovisual casa perfectamente con la ambientación, trasladada la acción en esta ocasión a principios del siglo XX y envuelta en la atmósfera de la primera guerra mundial.
El tratamiento de la imagen es sumamente interesante y preciosista, a modo de proyecciones holográficas, las cuales permitían asistir a momentos espectaculares que en escena, con decorados y actores hubiera resultado harto difícil de desplegar: el estupendo y mayestático Coro De Voces Graves De Madrid interpretando a Verdi, las alucinaciones de Macbeth creyendo ver a sus hadas o brujas que le agoran grandes hazañas y poderes en el futuro, toda la corte escocesa en pleno banquete de celebración, la aparición de personajes que llegan y se marchan sobre sus caballos,la batalla final con las tropas inglesas cercando las posiciones de los escoceses, ayudan a recrear todas las complejidades de la obra del autor, haciendo de la realidad virtual un apoyo a la arquitectura narrativa y teatral, no dejando la multimedia en un mero decorado como tantas veces ocurre, sino convirtiéndolo en parte de la acción de muchas escenas. De este modo, ya no es solo la basa sobre al que se sustentan algunas escenas, sino también crece como fuste y alcanza en otras a ser capitel. Como los personajes que comienzan de un lado de las gasas semitransparentes sobre las que se proyecta, para luego terminar en el otro, al igual que objetos que atraviesan la barrera como si fuera algo vaporoso, como las armas con las que se inmola al rey. Esto es lo que aporta poder contar con elementos del conocido como video mapping o realidad aumentada. Desaforunadamente, en ciertos momentos, literalmente se comía la puesta en escena, los movimientos o las voces de los actores. Quedando el proscenio muy poco iluminado con actores en pleno drama, en pro de una correcta ambientación para la proyección. Al igual ocurrió en otros momentos con el sonido.
En el plano actoral, a destacar un Oscar Zafra que boga entre Duncan y Macduff de forma muy certera y plausible, aportando un poco de cordura en algunas escenas donde un José Tomé sobreactuado al inicio, junto con algún otro actor, elevaba excesivamente la voz en circunstancias en las que no era tampoco necesario tal volumen, y un poco blando al final cuando el mesianismo de Macbeth alcanza su cenit. Si a este hecho sumamos la dificultad del propio texto, lo intrincado del propio papel, resulta arduo captar y transmitir todas las sutilezas y matices de un personaje tan complejo y atormentado por su propia mente, las confabulaciones y contubernios así como intrigas de palacio.. Y todo ese abanico interpretativo no se consigue elevando la voz o declamando ostentosamente.
División de opiniones, usando el símil taurino, con Lady Macbeth, una más que interesante Pepa Pedroche, en ese papel de "detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer" en este caso pérfida y malvada que da pábulo a las alucinaciones de su marido por ese afán infinito de poder, la codicia... y Malcom, Belen De Santiago, que para mi gusto, interpretando al hijo del rey consigue matices sugestivos, que vienen bien por la juventud del chico, si bien el final épico y victorioso no se adecuaba mucho a su voz y sus maneras.
La ambientación musical creada por Iñaki Salvador que aporta también algunas composiciones personales, apartadas de su habitual registro jazzístico, contribuye a dotar de una cierta atmósfera operística al montaje. Lo cual amplia esa sensación de espectáculo multimedia con un cierto mestizaje de géneros.
Dirección y adaptación: Helena Pimenta.
Intérpretes: José Tomé (Macbeth), Pepa Pedroche (Lady Macbeth), Oscar S. Zafra (Duncan / Macduff ), Javier Hernández-Simón (Banquo / Medico), Tito Asorey (Ross / Asesino), Belen De Santiago (Malcom), Anabel Maurín (Lady Macduff / Enfermera)
Dirección Musical: Iñaki Salvador
Dirección Coro: Juan Pablo De Juan
Interpretación Coral: Coro De Voces Graves De Madrid
Escenografía y Dirección Audiovisuales: José Tomé
Diseño Audiovisuales: Emilio Valenzuela, Eduardo Moreno
Iluminación: Felipe Ramos
Vestuario: Alejandro Andújar