Teatro Cánovas. 07/06/2013.
Texto: Paco Bernal | Fotos: Venidos a menos/sweet
Venidos a menos, de Pablo Puyol y David Ordinas, dirigido por Miguel de Ángel (caído de los créditos ignoro por qué) es un show que nace con espíritu desenfadado, transgresor, gamberro y machito estupendo para bares y discotecas a esa hora tardía y crápula en que los tíos afilamos los dientes, recortamos el intelecto dominados por los instintos, y, como se dice en la obra, mentimos para follar.
Aquí no hay trama, no hay personajes, dramaturgia ni conflicto, Venidos a menos es la charla, confidencia y chascarrillos entre Pablo y David. La obra gira sobre el sexo, mejor dicho sobre la guerra de sexos desde la perspectiva masculina, pero incluye también una referencia a la falacia de los mitos religiosos y un ácido toque sobre la corrupción que nos ahoga. Ambos, en un alarde de destape, se reconocen venidos a menos, sin ambages se ríen de ello y lo exhiben sin vergüenzas. Nada más arrancar el espectáculo una canción nos viene a decir, “cómo saber sin estás venidos a menos: porque la raya que me acabo de hacer en el camerino me la he pagado yo”. Ya está todo dicho. Desparpajo y transgresión en la lengua de la calle, jerga de bares, no precisamente sutil. Eso sí, muy efectivo, todavía me baila en la cabeza la sevillana que lleva por título, Follar, que arrancó carcajadas y palmas entre el público, entre ellas las de un servidor.
Venidos a menos es un paso adelante (¡ups!, perdón, Pablo Puyol) en la stan up comedy, aquí entendida como a dúo y musical. Pablo y David en su actuación fluyen relajados la mayor parte de las veces, pero algunas se esfuerzan en fluir, que no es lo mismo. Las canciones, todas ellas originales, cumplen su cometido, sencillas y gamberras, y bien interpretadas porque ambos artistas gozan de buenas voces y afinación.
No obstante bar y teatro no son espacios homologables. Los mimbres suficientes para un bar o una discoteca, espacios simplemente lúdicos, no lo son para el escenario. La cuarta pared tiene sus rigores. No le hubiera venido mal al guión una vuelta, ampliar los temas, ganar algún matiz, jugar más con los roles enfrentados en discusión. En definitiva apelar un poco más a la inteligencia.
En mi cabeza resonaba un trío de antaño que pasó por Málaga en diversas ocasiones Académica Palanca. Venido a menos es su heredero gamberro y primario.
Con Venidos a menos te haces una risas, pero hechas de menos la cerveza en la mano, la barra del bar, que parece su espacio natural.
Eso sí, para decirlo en la jerga del show: la gente se descojonaba.
La próxima con más enjundia. Esto promete. Y ahí estaré.