Entrevista: Manuel Malaka l Fotos: Isabel Camps y promocionales
Este viernes, 30 de junio, la programación del Terral nos trae a una de las cantaoras más rebeldes y singulares del panorama flamenco, Mayte Martín. Única por muchos motivos dentro del universo flamenco.
Ha creado un estilo propio al margen de los cánones y los convencionalismos, que la hacen una de las artistas más interesantes en el panorama actual. En Aforo Libre no podíamos dejar pasar la ocasión de charlar con ella, y conocer un poco más de esta cantaora, compositora y flamenca sin volantes, con una larga carrera ya más que consolidada sobre los escenarios.
Aforo Libre: Hola, Mayte. Naces en Barcelona, pero de padre andaluz. Imaginamos que eso ya condiciona bastante ¿no? ¿Cómo vives tu afición por el flamenco en esos primeros años?
Mayte Martín: Soy hija de un malagueño y una catalana; en mi casa se escuchaba flamenco y yo era un alma sensible, adicta a la intensidad ya desde muy niña y predestinada a la música y a todo aquello que removiera mis emociones. Mi padre aportó los discos de flamenco que trajo en su maleta cuando emigró a mi tierra y muchos 
momentos de intimidad donde me hacía llorar de emoción con su cante; y mi madre inculcó en mí con su ejemplo y sus palabras siempre sabias y amorosas esa filosofía con la que camino la vida y conduzco mi carrera.
A. L.: Sigues viviendo en Cataluña, pero no abandonas el flamenco, ni olvidas Andalucía. No parece fácil. ¿Cómo definirías esa relación?
M.M.: Soy catalana y estoy orgullosa de serlo. Viviré en mi tierra mientras aquí sea feliz. Pero esté donde esté no renegaré jamás de mis orígenes para ganarme la simpatía de nadie. Que una persona olvide quién es y de dónde viene empequeñece su espíritu.
Yo crecí amando un lenguaje artístico que es el flamenco y llevo la vida entera entregada a él, pero eso no me hace menos catalana ni me convierte en andaluza. También tengo muy claro que el flamenco es una música de origen andaluz y que a Andalucía le debo ese tesoro; y también le debo la mitad de lo que soy, porque soy fruto de la semilla de un malagueño.
A. L.: Vienes a Málaga con un nuevo trabajo fruto de un crowdfunding, Tempo Rubato. ¿Qué lleva a una artista con una carrera tan consolidada al crowdfunding?
M.M.: La solidez de mis principios, mi profundo respeto al arte, la absoluta conciencia de lo que significa y mi incapacidad de engañar al público.
La industria musical es un negocio. Por eso solo le interesa artistas para quienes hacerse famosos y ganar dinero también sea la prioridad. Codicia y ego, eso es lo que impera hoy en el mundo del arte. Inmediatez. Frivolidad. Estar dispuesto a todo, estar en el momento adecuado en el lugar preciso. Saberte vender y estar dispuesto a lo que sea para ganar fama y dinero. El sentido de la ética es un obstáculo para triunfar y para que quienes tienen el poder de colocarte en el mercado, inviertan su dinero en ti.
En artistas como yo, solo el público que pasa de las modas invierte, porque solo a ese público le importa que tú sigas siendo un artista íntegro y ofrezcas tu verdad. El crowfunding es, además de una forma hermosa de que tu gente se sienta parte de lo que haces, la única fórmula de financiación para el trabajo de los artistas libres e independientes, porque necesitamos la complicidad de quienes valoran la integridad para ayudarnos a pagar el alto precio que cuesta.
A. L.: Explícanos un poco el origen de ese título. Y háblanos sobre cómo ha nacido este último disco de Mayte Martín. ¿Qué aporta este Tempo Rubato a tu ya rica y variada discografía? ¿Qué encontraremos de especial en este disco?
M.M.: Tempo Rubato es un término musical que se utiliza para hacer referencia a la sutil aceleración o desaceleración del tempo de una pieza por necesidad del solista y con una finalidad expresiva.
Así se ha ido construyendo esta obra, lentamente, a medida que mis vivencias amorosas iban escribiendo las páginas de este diario sonoro que es Tempo Rubato.
Es una obra de cantautora, baladas románticas con un sonido y un carácter curioso por su mixtura de matices flamencos y clásicos.
A. L.: En Málaga aun recordamos con emoción aquel disco y aquel concierto en el Teatro Cervantes dedicados a Manuel Alcántara. ¿Qué encontraste en los versos de Manuel para que naciera aquel disco? ¿Qué recuerdos te quedan de aquel trabajo?
M.M.: Ese es hasta ahora mi disco más querido, y, para mí, el más bello. Los versos de Manuel me abrieron la puerta a un universo de emociones, de vivencias muy crudas y estremecedoras bellísimamente contadas, de paisajes vivenciales a los que fue mágico encontrar sonido. Pasé nueve meses leyendo día tras día sus poemas, y muy pocos días musicándolos, porque cada uno llevaba ya implícito su paisaje musical que yo no tuve que inventar, sino encontrar.
Ese fue un trabajo nacido para un solo día, un encargo de José Luis Ortiz Nuevo, entonces director de la Bienal de Málaga, para homenajear a Manuel. Pero me entregué tanto y me identifiqué de tal modo con el resultado, que decidí prolongarle la vida, compartirlo con el mundo y asegurarme de que me sobreviviera; y de ese deseo nació el disco alCANTARaMANUEL.
A. L.: Tienes con esta ciudad una larga y rica historia de amor. ¿Qué te une a Málaga? ¿Qué opinión te merece su transformación cultural de estos últimos años?
M.M.: Mi rama familiar paterna es malagueña. Y tengo hermosos vínculos con esta ciudad.
No estoy tan metida como para poder emitir ningún juicio respecto a su transformación, pero lo que sí te digo es que las ciudades, todas, deben cuidar su idiosincrasia, no venderse al turismo, cuidar a sus habitantes y procurarles sus necesidades; si una ciudad se vuelca en el turismo restando calidad de vida a los que la habitan y le dan carácter, se convierte al final en una ciudad desalmada que acabará por no interesar ni siquiera a los turistas.
A. L.: Fuiste en su día una joven ganadora de la lámpara minera. Y aunque te has movido en diferentes estilos, siempre te has caracterizado por tu amor por el flamenco más clásico. ¿Cómo ves la evolución del flamenco en estos años?
M.M.: A mi juicio, el flamenco, al menos el que está visible y, salvo alguna excepción, está involucionando, no evolucionando. Se ha convertido en una competición a ver quién tiene la propuesta más surrealista. Ya ni se entra en valoraciones de si las cosas tienen calidad o valor artístico, ni si están hechas desde el conocimiento o no.
Imperan el ego, la ambición y el deseo de triunfar en el mínimo tiempo posible, sobresalir y vender.
Ser diferente se ha convertido en la máxima aspiración de muchos productores y artistas para vender sus productos destinados a impactar con la etiqueta de revolucionarios o rompedores a quienes tienen poco o nulo criterio.
Me parece una falta de respeto, una burla y un insulto a la inteligencia. Creo que se ha llegado al nivel máximo de deconstrucción ética y estética del arte, ya no digo del flamenco, digo del arte; porque no se trata de quedarse anclado en el pasado ni de ceñirse al purismo o no, sino de respeto y de verdad, porque todo lo que no parta del conocimiento, de la verdad y del respeto a las raíces no es evolución, es degeneración.
En el arte, la creación no puede estar pensada para vender, si es así deja de ser arte. y hoy, casi todo lo que el público conoce, lo conoce porque está pensado y fabricado para vender.
A. L.: ¿Quiénes han sido tus maestros? Quienes te han inspirado para llegar a ser la cantaora que eres hoy? ¿Alguno en especial te ha influido en tu modo de entender el flamenco?
M.M.: En mi modo de entender el flamenco me han influido todos y todas, porque de cada quien he aprendido y asimilado cosas que han construido mi estilo. Pero mi máximo referente en el cante, masculino y femenino, ha sido Pastora, la Niña de los Peines. En ella encontré absolutamente todos los atributos que necesito para levitar cuando escucho cantar.
A. L.: Has sido para muchos un referente en el colectivo LGTB. Y has conseguido vivir con aparente naturalidad tu paso por los escenarios de toda España. ¿Ha sido todo tan fácil?
M.M.: Yo he vivido siempre con absoluta naturalidad ser como soy, y creo que es la única forma sana de posicionarse en la vida. Si vives aparentando ser quien no eres, nadie te está aceptando ni queriendo realmente a ti.
Por otra parte, creo en la naturalidad como un arma muy poderosa que desarma al que tienes enfrente, por tanto, es muy posible que en ella radique, al menos en parte, la aceptación de tu SER por parte de los demás. Eran los años ochenta y yo besaba a mi novia en público, y no era una provocación sino el ejercicio natural de un derecho; ante una mirada sorprendida sonreía en vez de tener un gesto de rebeldía o de ofensa por ser observada, y casi siempre me devolvían la sonrisa.
Para que algo se normalice la gente tiene que integrarlo en su cotidianeidad, y, para eso, es un paso fundamental que nadie se oculte. La gente rechaza a veces cosas simplemente porque les son demasiado ajenas, o por educación; pero también es un acto de “tolerancia” por nuestra parte comprender que no todo el mundo necesita el mismo proceso para integrar en su normalidad lo que le resulta desconocido.
Yo creo que en todas las facetas de la vida uno tiene que ser valiente y defender la justicia a cualquier precio, por uno mismo y por los que vendrán después, porque todo lo que uno hace o no hace, aunque sea en un pequeño gesto, modifica en algún punto el mundo.
A.L.: El amor romántico parece el motor de muchas de tus canciones. ¿Es también protagonista de este Tempo Rubato? ¿Se sigue creyendo en el amor romántico cuando ya se han cumplido los 50?
M.M.: El amor romántico es realmente el leitmotiv de todas mis composiciones y de la creación de TEMPO RUBATO durante estos veintidós años.
Pero una cosa es el amor romántico y otra la pareja; ambos conceptos tienden a mezclarse o a confundirse. Con la edad, si tienes dos dedos de frente, llega el autoconocimiento, y eso implica que tenemos cada vez más clara nuestra manera de procurarnos la felicidad y gestionarnos el tiempo que, además, cada vez es más valioso porque nos queda menos; Por tanto, con la edad resulta más difícil congeniar con otra persona y emparejarse con éxito; pero de enamorarse, gracias a dios, no se pierde nunca la capacidad.
A.L.: ¿Qué discos le gusta escuchar a Mayte Martín estos días en casa cuando se pone el pijama?
M.M.: Escucho música clásica, tango, música brasileña, flamenco… Pero curiosamente en todos los estilos musicales busco la raíz, las grabaciones más antiguas; porque siento que hay aspectos en los que la música ha evolucionado, pero ha sido a cambio de perder otros que para mí son imprescindibles a la hora de emocionarme con lo que escucho, y esos atributos los encuentro en la forma de hacer de antaño.
A.L.: Muchas gracias. Para nosotros ha sido un honor poder charlar contigo. Siempre nos alegra mucho que vengas a Málaga. Y este viernes 30 , desde luego, estaremos en el Teatro Cervantes, una vez más, para disfrutar de tus canciones.
M.M.: A mí también me ilusiona muchísimo dejar aquí mi Tempo Rubato. Gracias por vuestra entrevista y por vuestro interés en avivar y contribuir a sostener la actividad cultural malagueña. Tenéis una ciudad hermosa y llena de luz y tenéis que defenderla.
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