13/12/2017. Teatro Cervantes
Texto: Elisabet González | Fotos: Anna Nelubova / Tatiana Solovieva Producciones
El cuento de Johann Karl August Musäus con partitura compuesta por Tchaikovsky en el siglo XIX y el cual en sus inicios no empezó con buen pie, se ha representado infinidad de veces por todas las compañías de ballet de renombre del mundo. Desde los más jóvenes aspirantes a bailarines hasta los más experimentados han interpretado la bella historia de amor entre la mujer cisne Odette y el príncipe Sigfrido. Si además de ser una obra archiconocida, vemos en escena el montaje del Ballet de San Petersburgo de Andrey Batalov, obtenemos un Teatro Cervantes lleno hasta la bandera, incluso siendo un miércoles de diciembre. Muchos niños entre el público y también muchas personas de diversas nacionalidades.
El montaje de la compañía rusa crea expectación. Aunque se trata de una compañía joven, ha nacido de la llamada escuela de San Petersburgo y nos trae artistas ya conocidos de la talla de Andrey Batalov o María Poliudova junto a bailarines menos experimentados pero capaces de emocionar al público en un ballet de estas características. En la adaptación de Batalov se mantienen algunas piezas que según los coreógrafos son intocables, no obstante introducen algunas modificaciones personales.
El espectáculo mantuvo al público con total atención desde el momento en que sonó el primer acorde y aún no se abrió el telón, para que los espectadores siguieran unos minutos más con los sentidos puestos exclusivamente en la música.
Se pudo disfrutar de la bella escenografía, de la elegancia del vestuario, de la serena interpretación pero el gran placer se obtiene al admirar los perfectos y armoniosos pasos de los artistas. Aun siendo jóvenes bailarines, el gran trabajo del elenco es indudable. Es cierto que los personajes femeninos destacan sobre los masculinos, con excepción del bufón que despierta ovaciones en cada intervención y risas entre los más pequeños. La danza de los cisnes, bailada a cuatro es uno de los momentos en que el público más disfruta. La perfección y coordinación de las cuatro bailarinas muestran una danza totalmente hipnotizante. Igualmente destacables son el Adagio del Acto Blanco o el famoso Paso a dos del Cisne Negro, interpretado por la protagonista con una perfección absoluta. En esta versión disfrutamos de un final feliz en la que el amor y la belleza triunfan. Como triunfó el Ballet de San Petersburgo ante un Teatro Cervantes rendido ante sus pies.
Tatiana Solovieva Producciones
Ballet Clásico de San Petersburgo de Andrey Batalov
Adaptación: Andrey Batalov de la coreografía original de Lev Ivanov y Marius Petipa
Música: Piotr Ilich Tchaikovsky
Diseño de decorado: Evgeniy Gurenko
Diseño de luces: Alexander Soloviev
Solistas principales:
Odette/Odile: María Poliudova / Ekaterina Bortiakova
Príncipe Sigfrido: Andrey Batalov / Vladimir Statniy / Nikolay Nazarkhevich
Rothbart: Sergey Dotsenko / Dmitriy Sharay
Bufón: Stanislav Varankin
Reina: Mariana Rusu
Mejor espectáculo de danza de la temporada en los XXIV Premios Teatro de Rojas (2015)
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