Terral. Festival de verano 2012. Teatro Cervantes. 18/07/2012.
Texto: Rocío FIlpo | Fotos: Daniel Pérez / TC
La noche del miércoles 18 la elegancia y la buena música inundaron el teatro Cervantes de mano de Madeline Bell, acompañada por David Lenker al pìano, Francis Posé al contrabajo, Manolo Toro a la percusión y Enrique Oliver al saxo tenor.
La cantante, que precisamente ese día celebraba unos espectacularmente bien llevados 70 años y que recibió por parte de los espectadores un “Cumpleaños Feliz” algo desentonado pero muy sentido, derrochó simpatía y muchísimo arte durante las casi dos horas de concierto con el que deleitó a los presentes. Su voz, curtida en el Gospel desde la infancia, y más tarde influenciada por el Jazz y el Soul, posee una mezcla perfecta entre dulzura y una fuerza desgarradora, tanto es así que a veces parece inverosímil que provenga del menudo y juvenil cuerpo de Madeline.
Muy buena también la actuación de los músicos, tres de ellos malagueños y miembros de la Ways Group, que arroparon de maravilla a la cantante ofreciéndole en todo momento lo mejor de sí mismos y cautivando a unos espectadores que no pararon de animarlos desde las butacas. Sin duda, el más carismático de los cuatro esa noche fue el contrabajista, Francis Posé, que lució sin timidez su talento emocionando a todos con numerosos solos instrumentales, que Madeline celebraba encantada. Se puede decir sin duda que el pabellón de los músicos malacitanos quedó bien alto el miércoles gracias a estos grandes profesionales.
En cuanto a la afluencia de público, en su mayoría extranjero, no estuvo nada mal, quedando el patio de butacas a un tercio de llenarse y la primera planta de palcos ocupados casi en su totalidad. En esta ocasión los espectadores fueron muy responsables del buen ambiente que reinó en todo el concierto, ya que supieron estar a la altura respondiendo con efusividad a los continuos “guiños” que se les hacía desde el escenario.
Con un repertorio muy variado, la veterana cantante se atrevió incluso con dos temas en español, compuestos ambos por David Lenker, y en los que desató las risas del público haciendo gala de un magnífico sentido del humor ante sus dificultades con el castellano. Otro momento especialmente divertido tuvo lugar cuando puso a cantar a todos los asistentes, para acompañarla en los coros de uno de los temas.
El punto justo de ternura lo añadió interpretando las dos canciones que Lenker había compuesto a sus dos hijas, Lisa y Sofía respectivamente; y para terminar, con todo el público en pie y bailando en sus localidades, ofrecieron un blues que dejó un buen sabor de boca generalizado a todos los presentes.
En resumen, conciertos como el del miércoles hacen que valga la pena pagar una entrada para asistir a un espectáculo de tamaña calidad, y demuestran que si se busca, es posible encontrar de vez en cuando una buena oferta en el panorama musical malagueño. Quizás ahora sea el momento de preguntarse si no debería ser más a menudo.
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