Nov 30 2013

Depedro. La Cochera Cabaret.El proyecto Depedro sorprendió gratamente en la Cochera Cabaret el pasado jueves. Tres grandes músicos dieron un magnífico espectáculo a pesar del frio que hizo esa noche en Málaga.

Texto: Rocio Muñoz | Fotos: Manuel Garrido

Cochera Cabaret. 28/11/2013

Eran las 22:30 h, la hora fijada para el comienzo y, con pasmosa puntualidad, apareció en escena Lucas Álvarez, o Pez Mago, presentándose a sí mismo como “el telonero”. El respetable (unos 2/3 del aforo del local aproximadamente) todavía entraba en la sala e iba saludando, hablando con unos y con otros, Jairo Zavala. Depedro. La Cochera Cabaret.sin percatarse de que Lucas ya había empezado a tocar temas bajo la apariencia de hombre orquesta, acompañado de su guitarra y su armónica. Poco a poco se fue haciendo el silencio, y el artista fue creciéndose hasta culminar con un brillante tercer tema sobre la inmigración, ahí fue cuando verdaderamente entró el calor en la sala. Silencios, sorpresa en algunos ante la calidad de este “telonero”. En escena y sin previo aviso, se hallaba un gran músico, un enorme artista con personalidad y tablas, que se metió al público en el bolsillo con sólo cuatro canciones y tres historias en clave de humor entre ellas.

Se veía venir la gran noche. El sonido rayaba la perfección; la iluminación, muy acorde con una sala de conciertos pequeña, pero que con los minutos se iba convirtiendo en una gran sala.

Cuando Lucas se fue, muchos querían más sin saber que, efectivamente, tendrían mucho más de Pez Mago, tendrían todo de Pez Mago. Grande.

Tras este telonero ficticio, aparecieron los integrantes del proyecto Depedro: Jairo Zavala, Andrés Litwin y de nuevo Lucas Álvarez. Sonaron aplausos cuando sin dilación entró Como el viento con fuerza, como el viento que soplaba en la noche malagueña. No hizo falta más para trasladar al público a donde quisieron, adornando el precioso tema de Depedro con guitarra, teclados y batería a un ritmo frenético. No era un cantante acompañado de dos músicos, eran tres grandes músicos tocando con química y transmitiéndosela a los asistentes. No existía la frialdad del principio de un concierto; estaban tan metidos en situación que pareciera que llevaran ya tocando un par de horas. Y lo mejor estaba todavía por llegar.

Depedro. La Cochera Cabaret.La canción que da título al álbum La increíble historia de un hombre bueno no se hizo esperar. Historias cotidianas, músicos sencillos de gran calidad instrumental y vocal, sin aspavientos de divos, cercanos a los que están abajo bailando, saltando y coreando sus temas. Años de rodaje por bandas, salas y bares, que han dado lugar a este grupo (aunque Jairo y sus secuaces puede que prefieran llamarlo proyecto); todo esto se nota y mucho encima de un escenario.

Con Nubes de papel (que da título a su segundo álbum) la conexión con el público fue brutal. Nadie se privaba de saltar y gritar las letras. Estoy llamando a tu puerta cantaba Jairo con su guitarra, el polifacético Lucas con los teclados y demás instrumentos, Andrés y su buen hacer con la percusión. Llamaban a la puerta de la sensibilidad por lo bello. En una escasa media hora la sala ya estaba entregada al completo.

Parecía que se acercaba el punto culminante del concierto, pues tanta fuerza podía decaer de un momento a otro. “Un par de temas más y esto se vendrá abajo”, pensaban algunos.

Pero no. El hombre bueno, el hombre de la calle que relataba la belleza de lo simple en sus dos primeros álbumes, un hibrido entre cantautor y rockero, había evolucionado hacia otro animal de escena. Un rodar de colaboraciones, de experimentar con otros ritmos, un exhaustivo trabajo de investigación con distintos estilos, siempre aprendiendo de los demás, sacándole todo el jugo a las buenas y malas experiencias. Eso, en esencia, es Depedro.

A partir de la mitad del concierto, el animal se volvió rock’n roll, folk, ritmos latinos, africanos... en definitiva, un abanico de experimentos en vivo y en directo, pidiendo la colaboración del público que lo hacía sin remilgos acompañando con coros, haciendo silencios cuando la ocasión lo requería y gritando desaforadamente en los puntos culminantes. Pinceladas de tiempos vividos hace años, cuando existía Andrés Litwin. Depedro. La Cochera Cabaret.Vacazul, o la experiencia con Calexico. Uno de los momentos grandiosos estuvo en un intercambio de roles de Jairo con Lucas. El orden de los factores no altera el producto. Como jugadores de futbol que lo mismo les da correr la banda que defender atrás, Lucas cogió las riendas, mientras Jairo lo acompañaba a la guitarra. Lucas empezaba cantando y su voz se iba apagando más, más y más hasta hacerse apenas imperceptible. Todos, incluidos Jairo y Andrés, esperaban silenciosos e intrigantes en que derivaría este inesperado giro. De nuevo reventó con fuerza y hubieran levantado a los asistentes de sus asientos si hubieran estado sentados en un teatro. No hubo tregua, el ritmo crecía y crecía a cada momento. Repito: grande Lucas.

El lucimiento de Andrés con la batería no iba a faltar y llegó. Maestro de la percusión, necesario elemento del proyecto. No había tiempo para relajarse, ni nadie quería relajarse. Había hambre de más.

Tu mediodía fue como una oración, era sentir la letra metiéndose dentro de cada uno, llamando de nuevo a esa puerta, esa que nunca está abierta, sencillamente percibir que la música entraba, y de qué manera. En Eternamente se pudo seguir valorando la magia del espectacular directo del grupo.  Otro giro más, el más difícil todavía, ya muy adelantado el concierto, pero nadie miraba su reloj.

Con Llorona, muy solicitado por los que estaban en la Cochera, se hizo un silencio sepulcral. Tras el frenesí del rock, llegaba esta magnífica versión de la canción de los años de la revolución mexicana, llevando el ambiente hacia otras tierras, hacia otras épocas. La Llorona de Depedro resume en parte la filosofía del proyecto: el alma inquieta, la búsqueda incesante, la innovación. Sería imposible encasillarlo Lucas Álvarez. Depedro. La Cochera Cabaret.en uno u otro estilo. No existen los convencionalismos, existe la música con mayúsculas, que cambia a cada instante, que absorbe como una esponja todo lo que se ponga en su camino.

Sobre las 24:00 dijeron adiós. Más bien un hasta ahora, pues se oían peticiones como Diciembre, y los bises no se hicieron esperar. Estaba escrito. Chilla que tiemble. No hacía falta decir que chillara nadie, pues todos pedían como un himno el cambio, la protesta social hecha arte, reivindicaciones por medio de la cultura. Gran letra, gran interpretación de los tres. Se chillaba y fluía el rugir de la masa. ¿Canción
protesta del siglo XXI? Y por fin llegó Diciembre. El público, que seguía en la sala en su totalidad con ganas de más Depedro, no hizo ascos a asumir el papel de Vetusta Morla en los coros. Geniales adornos para el tema; ahí había ilusión, pero escaso tiempo, pues la noche estaba ya (¿tan pronto?, pues parecía que no habían transcurrido las horas) acabando.

Apoteósico final de concierto con un potente Comanche, luciendo la pureza de la música instrumental, invitando a salir bailando de la sala, con ganas de seguirlos hasta Granada y repetir al día siguiente.

Un resumen: la magia de la evolución, del no quedarse atrás, de la profesionalidad, de lo cercano, del trabajo diario y sus positivos resultados en escena. La sencillez de la música en todo su esplendor, no hace falta pedir más.

“Ya volveré el año que viene” cantaba Jairo en una estrofa de Diciembre. Y yo que lo vea.

Hablamos con Salva Reina de La Cochera Cabaret

Depedro. La Cochera Cabaret.

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Comentarios  

 
#1 FelicidadesJAMS 01-12-2013 22:04
Muy bueno Rocío. dan ganas de haber estado allí disfrutando
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