Dic 4 2011

Teatro Echegaray. 02/12/2011

imágen del espectáculo en pleno apoteosis de la danzaEl Echegaray recibe a la cantera del ballet en Málaga que ocupó gran parte del aforo

Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: web de la CÏA y Teatro Echegaray

Apriorísticamente, ya el olor a palomitas y chucherías en el ambiente, avisaban y hacían presagiar una noche diferente en el Echegaray.

Es alentador acceder al teatro para asistir a un espectáculo de danza clásica y encontrarlo lleno de niñas y niños. Aun más observar el ánimo con que la chiquillería afrontaba la experiencia. Al margen claro está de aquellas chicas a las que se veía más pendientes de consultar sus redes sociales desde el móvil cada cinco minutos, así como de las familias, no precisamente diletantes, que acudían para aplaudir constantemente a sus allegados sobre la escena llenando el ambiente de los consabidos "guapa" y similares.

Julio Rivas y Alicia Cantos en un baile a duoPara ser honestos, el espectáculo presentado por el Joven Ballet de Málaga debe ser examinado desde dos perspectivas distintas y diferenciando claramente las dos partes del espectáculo. Por un lado una perspectiva didáctica y pedagógica por el público al que se estaba dirigiendo la función primordialmente (aunque casi la otra mitad fueran adultos) y por tratarse de la única compañía de danza clásica de Andalucía y haber venido a ocupar el hueco existente en este ámbito en la comunidad andaluza (la compañía se constituyó a finales de 2005).  Por otra parte desde una visión más profesional y de resultados del espectáculo mostrado. Creo que para esta ocasión me quedaré con la primera, fundamentalmente porque considero que, como revista cultural, además de desarrollar críticas, crónicas y análisis de las obras a las que acudimos, nuestra labor también debe desarrollarse en el sentido de apoyar todas aquellas iniciativas que consideremos interesantes e importantes para la cultura. Y éste Joven Ballet de Málaga sin duda que lo merece.

Imágen de  Alicia Cantós, bailarina principal y Subdirectora artísticaAsí pues, prefiero centrarme en el análisis de las dos partes o actos en que se dividió, porque aquí es donde encuentro las claves idóneas a resaltar.
Y es que dejando a un lado un comienzo un tanto frío y nervioso con una apertura de telón tardía, con un sonido no muy adecuado para todo un P. Chaikovski o Tchaikovsky, que de los dos modos puede escribirse, algunos desequilibrios y problemas de sincronía iniciales, dio la impresión de que la primera parte no estaba tan bien engrasada como la segunda y mostró una danza bastante circunspecta. Si bien, con el discurrir de los arabesques, promenades, ballon pas o grand jetés, los bailarines fueron soltándose y la coreografía engarzando. Y es que, el divertimento del acto II de El cascanueces, basado en la coreografía original de M. Petipa, con la adaptación musical de la partitura original de Tchaikovsky, no es cosa sencilla y trasciende a lo meramente artístico, dado que debe enfrentar así mismo muchas cuestiones técnicas. Pero esto no es óbice para que una gran obra y una gran coreografía como éstas sean llevadas a todos los públicos posibles, mucho más si ante el escenario se sentaba toda una cantera de futuras bailarinas y algunos (pocos) bailarines.

Imágen de Julio Rivas, bailarían principal, director artístico y coreografoAsí, la segunda parte dejó a las claras la calidad de esta compañía, sorprendiendo gratamente una vez desechados los tutús y los moños o chongos en la nuca. Con un vestuario más contemporáneo, las melenas al viento y una iluminación muy interesante, a modo de teselas y vidrieras sobre el suelo y el ciclorama de fondo, alternándose con cajas rectangulares de luz que agrupaban y desagrupaban al cuerpo de baile en el discurrir de una bonita coreografía, el espectáculo subió muchos enteros, fundamentalmente en intensidad, y los bailarines se mostraron sueltos, desarrollando todo tipo de jeribeques y movimientos mucho más filiformes y distendidos que en el primer acto. Hasta las niñas del facebook se olvidaron de consultarlo en toda la segunta parte.

El público reaccionó mucho más (si cabe) con el final. Una coreografía atractiva sobre la base de El amor brujo (Danza ritual del fuego) de Manuel de Falla, con un escenario preñado de rojos y amarillos, mucho más evocador para el público asistente que despidió con una gran ovación a la compañía y se dirigía hacia la salida entre muestras de haber disfrutado de esta noche de ballet y comentarios agradables y positivos hacia la compañía.

Enhorabuena por la iniciativa y la osadía de, en estos tiempos que corren, atreverse a intentar mantener una compañía de danza clásica.

Un detalle para próximas actuaciones: es interesante entregar el pase de mano con el repertorio. Algunas personas a la salida iban preguntando qué piezas y temas habían sonado.

logotipo y cabecera de la web del jóven ballet


EL CASCANUECES & Otras piezas

Joven Ballet de Málaga

Dirección artística y coreografía Julio Rivas Sánchez
Subdirección artística Alicia Cantos Fuentes
Bailarines principales Julio Rivas Sánchez y Alicia Cantos Fuentes
Bailarines Marta María Cobos Siles, Estefanía González Yuste, Lidia Jiménez García, Daniel Meseguer Uroz, Ana Isabel Molina Ramos, Antonio Morales Herrera, Claudia Teresa Rosa Cobos, Gloria Ramos Herrera, Patricia Sanz Miranda, Ángela Sierras Cristiá y Elisa Herrera Santos

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