May 31 2018

Cabaret Infierno, Sala Joaquín Eléjar,  Jamp Palô, Colectivo Cultural Maynake, Paco Pozo,27/05/2018. Sala Joaquín Eléjar (Colectivo Cultural Maynake)

Texto y fotos: Javier Rodríguez Barranco

Encefalograma plano en Cabaret Infierno

Concebida técnicamente como un monólogo, Cabaret Infierno hilvana gran parte de los temas candentes de la actualidad española: la crisis, la hipocresía, la homofobia, la intransigencia religiosa, la violencia de género, etcétera. E intenta darle un toque cómico, pero se trata de caramelos con sabor amargo.

Podríamos considerar que se trata de un monólogo de los que vemos en televisión, sino fuera por el alto contenido dramático que subyace a cada chiste. Otra diferencia con respecto a los programas televisivos es que el monólogo en Cabaret Infierno se articula como un falso diálogo en dos espacios diferentes: de cara al público, es decir, los espectadores de carne y hueso que han acudido a ver la función, y en el camerino del único artista en conversación con la madre ausente.

Cabaret Infierno, Sala Joaquín Eléjar,  Jamp Palô, Colectivo Cultural Maynake, Paco Pozo,Digamos ya, por fin, que el argumento consiste en un travesti que canta copla en play back y sus sucesivos cambios de vestuario: en ambas opciones, Delito, el protagonista de la obra, intercala sus puntos de vista, sus frustraciones, la soledad, el dolor por el paso del tiempo y sus carencias de afecto.

Pero poco más bueno podemos decir de esta pieza, pues ya de la ambición de los temas tratados a que aludíamos más arriba viene la principal carencia de Cabaret Infierno, pues no basta con mencionar algo para insuflarle vida: “¡Hágase la pena!”. Y la pena se hizo. Pero las cosas, cuando se pretende crear algo de calidad, no funcionan así.

Hace falta que haya un desarrollo argumental que nos lleve a algo, como sucede, por ejemplo, en La gata sobre el tejado de zinc (literalmente Gata sobre el tejado de estaño caliente), de Tennesse Williams, uno de los más portentosos planteamientos escénicos sobre el tema de la homosexualidad.

Sin embargo, no es ése el caso de Cabaret Infierno, donde el clímax dramático se alcanza en los primeros compases y así se mantiene durante toda la obra. El final pretende ser como el gran zambombazo y es bastante emocionante, eso es cierto, pero el autor podía haber resuelto la obra de otra manera, que hubiera sido igual de impactante: el abuso infantil de los curas, los deshaucios, el paro, etcétera.

Es como un encefalograma plano donde el drama transcurre siempre al mismo nivel desde el principio hasta el final. Y la obra dura lo que dura, es decir, una hora y media, más o menos, pero no hay nada en los setenta y cinco últimos minutos que añada algo a los quince iniciales. O podía haber durado tres horas, si el autor hubiera querido mencionar más penas. Desgraciadamente, eso es algo de lo que el mundo actual está demasiado bien surtido.

Cabaret Infierno, Sala Joaquín Eléjar,  Jamp Palô, Colectivo Cultural Maynake, Paco Pozo,Las escenas son repetitivas y se limitan a lo ya aludido: actuación en play back de Delito, conversación con el público, cambio de vestuario y conversación con la madre ausente. Así una y otra vez, sin fuerza escénica, sin evolución, sin que una cosa lleve a otra, sino simplemente como una enumeración de penas. ¡Qué lejos de la novela Las mil noches de Hortensia Romero, de Fernando Quiñones, llevada también a escena!.

Paco Pozo sobreactúa en su papel de Delito, la puesta en escena es más propia de un cabaret de los que se dieron en la transición democrática que la de los gays en nuestros días y el acento andaluz se degrada hasta el esperpento.

Y podía haber sido todo diferente sólo con se hubiera profundizado en alguno de los temas dolorosos a que se alude en esta obra. Cualquiera de ellos habría sido un magnífico hilo conductor, pero se concentra todo en los detalles más soeces, como la adquisición y uso de la vaselina en las relaciones homosexuales, la chupada de pollas y cosas por el estilo. De hecho, la peripecia de la vaselina es la penúltima que se narra.

Pero la soledad, la falta de afecto, la homofobia, la intransigencia religiosa, la crisis económica y las demás cuestiones que se mencionan merecen un desarrollo más complejo y un planteamiento mucho más talentoso.

Cabaret Infierno, Sala Joaquín Eléjar,  Jamp Palô, Colectivo Cultural Maynake, Paco Pozo,


Cabaret Infierno

Autor y director: Jamp Palô
Actor: Paco Pozo


 

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